27- No confíes en nadie
Salvador

Ponerle la trampa al topo no ha resultado tan fácil como creíamos.

A estas alturas ni Federico ni yo sabemos en quién confiar, por lo que poner la trampa nos está costando más de lo que pensábamos, pues debe verse natural.

Y para terminar de empeorar nuestros problemas, el abuelo nos ha citado a un almuerzo, lo que significa que por alguna razón no está feliz con algo y nosotros vamos a pagar las consecuencias.

Al menos yo cuento con Renata para acompañarme, ella siempre consigue calmar al viejo cuándo se pone demasiado pretencioso.

El silencio en la mansión de mi abuelo es casi asfixiante. Solo se escucha el entrechocar de los cubiertos y el ligero tintineo de las copas de vino. Estoy sentado en la cabecera opuesta a él, con Renata a mi lado, mientras Federico ocupa el asiento frente a mí. La cena, como siempre, es una puesta en escena de poder y control.

—No entiendo qué clase de Montenegros son ustedes —la voz del anciano resuena en la habitación—. Ninguno de mis nietos se
ShadiSaad

Lamento no haber subido capítulo ayer, es que tuve un domingo familiar, pero aqupi estamos de regreso. Gracias por leer! Muaaaak

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