Escuché el sonido de tacones altos y conversación y al poco tiempo entró en la habitación una mujer que fue precedida por su fuerte perfume caro y la mucama, tratando de justificar que no esperaba que la anunciaran.
- Está bien, Clelia... - Le advertí. -Puedes dejarme decidir . – Clélia se fue y le pregunté: - ¿Te puedo ayudar?
- ¿Lo es? - ella preguntó.
- Lu? – pregunté tratando de no ser irónico. - Bueno, le haré saber que...
- No hace falta que avises, puedes dejar que te quiero sorprender. – dijo entrando.
Fui a tratar de detenerla, pero cuando Luciano la vio, aunque confundido, inmediatamente trató de decir:
- Está bien, Ariana.
Cerré la puerta detrás de mí y me apoyé contra ella. ¿Quién sería esa mujer? Estaba diferente ese día. ¿Era ella la que esperaba? La verdad es que no podía oír nada de lo que decían... Y no debería haberlo hecho. Traté de sentarme en mi asiento, como debía. Pero no podía concentrarme en absoluto en lo que estaba haciendo, porque sentía una sensación extra