Te odio, pero te amo.
[DANA]
—¡No!—
—¡Tú no me mandas, idiota!—
Una vez más cierro la puerta del auto con fuerza, mientras Daniel desliza de forma efímera su mano por su boca hasta su mentón.
—¿Olvidas nuestro trato? ¡Te quedas. En. Casa. Mi cielo!— acentúa en cada palabra, haciéndome ver que no cambiará de opinión.
¿Qué se supone que espera? ¿Que me baje del auto y le obedezca como si fuera su sumisa?
¡Ja! ¡Este tipo está loco!
Es de mi hermano de quien estamos hablando, mi otra mitad, y ni él, ni nadie... me va a detener.
Ni aunque un millón de adorables y gorditos pingüinos se atravesaran en mi camino me detendría. Es mi Axel, y por fin despertó.
—¡Puedes hacer lo que te venga en gana con tu maldito plan! ¡Si quieres, métetelo por el c...—
Me tapa la boca enseguida, mientras truena sus dientes y deja salir un suspiro molesto.
—¿Sigues sin entenderlo, cierto? Te amo y quiero protegerte lo más que pueda. Quiero que vayas conmigo a todos lados, llevarte al parque y pasear un rato... ¡Oye!— salta molesto.
S