MATTEO D'ANGELO
Enciendo un habano y me relajó en el enorme sofá de tercio pelo que he mandado a preparar especialmente para usarlo hoy con ese hermoso demonio que finge ser un ángel, esperando que me entretenga lo suficiente como para no terminar arrancandole sus alas antes de tiempo.
《 Confío en mi instinto, nunca me a fallado... todo lo que ha sucedido tras su llegada no es coincidencia 》
- Matteo - me llama una voz que conozco y justo ahora no quiero oír
Y como lo ignoró todavía perdido en mis pensamientos, se sienta a un costado del sofá.
- Oye esto es importante, nesesito que me escuches - lo oigo hablar con un tono más serio de lo habitual.
Le doy otra calada a mi habano y volteo a ver al Consigliere.
- Quemaron una fábrica de Maximiliano Campbell - me dice de una mientras yo no le veo lo importante.
- Te cansaste de vivir, no me jodas que esto no me interesa - exclamo hastiado.
- Si que te interesará, porque en esa fábrica guardaban el soborno que entregaban a los Marchetti