Cristian había llegado al aeropuerto.
Escuchar a Elizabeth llorar le desgarró el corazón. Se preguntó dónde se había metido su amigo. No podía creer que hubiera desaparecido tan repentinamente.
«Vuelo 201 con destino a Canadá, favor de abordar por la puerta 7» anunció la bocina.
Al escuchar la bocina, supo que ese era su vuelo. Eran las 5 de la tarde y el vuelo llegaría a Canadá a las 8 de la noche. Entró al avión y reclino su cabeza en el asiento.
Antes de que el avión despegara y le ordenaran guardar el celular, envió un mensaje a Elizabeth.
—Eli, trata de descansar. Cuando llegue a Canadá y sepa algo de tu amado, te hablo, ¿ok?
Guardó su celular y se acomodó, poniendo una película en la pantalla del asiento de enfrente para que las horas pasaran más rápido.
«Pasajeros del vuelo 201, favor de abrochar sus cinturones. Vamos a aterrizar en el aeropuerto de Canadá.»
En menos de lo que pensaba, ya estaba abajo del avión.
Se dirigió a la posada donde se hospedaba Santiago.
—Hola, buenas