Cuando la gente comenzó a corear "¡Beso! ¡Beso! ¡Beso!" Álex sintió su pulso acelerarse.
Miró fijamente a los hermosos ojos de Sofía, cautivado por el suave resplandor en su rostro perfecto.
Amaba a esta mujer con cada fibra de su ser, más profundamente de lo que había amado a alguien antes.
Pero esta noche, estaba borracha, vulnerable, y peor —se suponía que se casaría con alguien más en cuestión de días.
Por mucho que su corazón le rogara que la besara ahí mismo, Álex sabía que tenía que hacer lo correcto.
—No —susurró Álex gentilmente, luchando contra su propio deseo.
En su lugar, levantó a Sofía en sus brazos, alzándola elegantemente en cargada de princesa.
Su delicada figura descansó cómodamente contra su pecho, enviando calor por su cuerpo.
—Te llevo de vuelta —dijo firmemente, tratando de ignorar lo bien que se sentía sostenerla tan cerca.
Sofía luchó ligeramente, golpeando suavemente su pecho.
—¡Bájame, Álex! Si no me amas, ¡no me toques!
Álex apretó su agarre, ignorando sus pr