Clara se quedó paralizada, como un ciervo deslumbrado por los faros, completamente sorprendida por el movimiento relámpago de Jack. Antes de que pudiera siquiera parpadear, él le había arrebatado la caja de madera de las manos y la había colocado en las de Kelly.
—¡Pedazo de basura rastrera! —explotó Clara, recuperando la caja con un tirón furioso—. ¿Intentas robarme mi oportunidad de ascenso? Hermana, ¿podrías controlar a tu hijo idiota antes de que le rompa esta caja en la cabeza?
Florence fulminó a Jack con la mirada, pellizcándole la oreja con tanta fuerza que el muchacho soltó un grito. —Pequeño ladrón, ¿cuándo decidiste que estaba bien robarle a tu propia tía?
Jack puso los ojos en blanco, quejándose como un niño malcriado. —Mamá, solo intentaba conseguir ganancias para nosotros. ¿Por qué gastar dinero en algo que nunca nos dará beneficios ni nos devolverá el préstamo?
—¿Quién dijo que no se los devolveré? —espetó Clara, sosteniendo la caja de la Raíz Corazón Verde contra su pech