Álex apenas había salido del apartamento cuando su teléfono vibró.
Carlos estaba en la línea, y sonaba frenético.
—Señor, hay una emergencia —soltó Carlos.
—¿Ahora qué? —espetó Álex, preparándose para malas noticias.
—Hemos tomado la mansión de Harlan y recogido toda su información. Resulta que ha estado tratando con Jericho Kane.
—Eso ya lo sé. Dame algo nuevo.
—Harlan también se ha aliado con Charles Kingston.
—¿Qué? —el tono de Álex se oscureció.
—Está vendiendo a su hermana, Jasmine, para asegurar el liderazgo de Kingston, con Harlan y Jericho respaldándolo.
—¿Estás seguro? —exigió Álex.
—Kelly fue a confrontar a Charles en su mansión. Han pasado dos horas... sin noticias de ella. Creemos que algo ha salido mal. Solicito permiso para asaltar el lugar y sacarla.
—No te molestes —interrumpió Álex, su voz como hielo—. Me encargaré yo mismo. Si la han lastimado, juro que mataré a Charles con mis propias manos.
—Sí, señor —dijo Carlos, y luego la línea quedó muerta.
Álex miró al cielo,