76. LA ROBARÉ PARA MÍ
NARRADORA
Damon le confesó de repente, sintiendo el vibrar de su cuerpo más pequeño.
Su propio corazón latía desbocado y nervioso.
Cerró los ojos, pegándose aún más, queriéndola fundir con su alma, descubriendo él mismo la intensidad de su amor por su hembra.
—Ambos te amamos y por eso tenemos tanto miedo de perderte, de que alguien te haga daño como quisieron hacérmelo a mí —su boca se movía íntimamente sobre la afiebrada piel.
—Decidí no anunciar tu estatus para no convertirte en el blanco de los ataques, pero nadie te puede faltar el respeto y menos en mi casa - agregó con ira subyacente.
— No sé quién te puso aquí, pero lo va a pagar.
Lorien escuchaba hablar a Damon, sus explicaciones y planes para los tres. Siempre la incluía, nunca la dejaba fuera.
Apretó los parpados temblorosos y las lágrimas seguían rodando por sus mejillas.
Ella también lo amaba, al hombre y a la bestia, y esa certeza liberó algo en un sitio de su mente.
Una conexión débil se iba fortaleciendo poco a poco.
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