¿Puede una esclava condenada a muerte convertirse en la pareja de un poderoso príncipe Lycan? Por supuesto que sí, porque a mí me sucedió. Un día estaba a punto de morir, y al siguiente tenía al imponente príncipe Damon De Wynter creyendo cada una de mis mentiras. Sin recuerdos de su pasado, el rostro marcado, lejos de su casa, lo convencí de que era mi esposo y así ganarme su confianza. Todo fue parte de mi plan para entregarlo al palacio y obtener la recompensa que daban por él, recomenzar mi vida con ese dinero… pero la cazadora, se convirtió en la presa. —Ya te expliqué que este es tu verdadero hogar. Tú perteneces a la realeza, y ahora, ¡déjame ir! —Cariño, no mientas más. Me hiciste prometer que debo cuidar a nuestra familia para siempre, y soy un lycan de palabra. Me perteneces, Lorien. Susurró en mi oído con voz seductora, sus manos firmemente sujetas a mi cintura, sus labios acariciando mi piel. No importa cuánto intenté huir, ¡no me dejó escapar con mi oro! ¡¿Y si este lobo embaucador nunca perdió la memoria?! Mi nombre es Lorien Velmoria, y jamás imaginé que mi “familia” cementada sobre mentiras, se convertiría en un vínculo de amor tan fuerte, capaz de desafiar todas las dificultades, incluso, mi verdadera identidad.
Leer másLORIEN
Desde que tengo memoria, nunca he sido la dueña de mi voluntad. A nadie le importa lo que me gusta o detesto, si deseo hacer algo o no. Sentada en una esquina oscura de este asfixiante y asqueroso granero, herida y hambrienta, intento sobrevivir como el resto de los condenados. Mi nombre es Lorien, a secas. Los esclavos no tenemos derecho a nada más. Vivía en la manada "Lago de Oro" y servía como Omega a una anciana loba hasta que el saqueo tocó nuestras puertas. Fuimos conquistados brutalmente por una manada más poderosa, "Lobos Rojos", y aquí estaba... Solo había cambiado de amos. —¡¿No rogaste porque perdonáramos la vida de tu mugrosa abuela?! —los rugidos enojados resonaron en la entrada del ruinoso granero. —¡Ve y haz bien tu trabajo o sus viejos huesos serán los primeros en ser comida de bestias! Un guerrero le gritaba a un niño harapiento, que asentía con la cabeza baja antes de correr a examinar a los esclavos. Nos tenían apresados, sujetos y encadenados a las mohosas paredes de madera, arrojados sobre el sucio suelo de paja como animales. El tufo intenso del sudor, la orina, el miedo y la desesperación impregnaban el aire. —¡No, no, suelten a mi hermana, suéltenla! —los gritos desesperados rasgaron los sollozos silenciosos. Se llevaban a una de las mujeres esclavas mientras otra pataleaba suplicando. Pronto fue sometida por un guardia; el látigo resonó sobre su espalda, haciéndonos temblar a todos. Ambas fueron separadas. —¡Preocúpate por ti! ¡Ella va a servir a un noble, y tú, por fea, quizás termines como comida de bestias! —rugió el guardia, escupiendo a un lado. Nos estaban clasificando. Las hembras más hermosas se irían a la cama de los lobos adinerados, los heridos serían alimento para las bestias y el resto… no sabíamos cuál sería nuestro destino. Bajo el flequillo de mi cabello caoba y rubio, observé al niño acercarse. Le habían dado una tarea cruel: marcar a los heridos graves para morir. Me acurruqué más en mi esquina, buscando que las sombras me escondieran. Con manos temblorosas, intenté acomodarme la falda raída del vestido para tapar la herida abierta en mi muslo derecho. Siseé por el dolor punzante, sudando a raudales. Era profunda y tenía mal aspecto. Me la hice al intentar escapar, pero fui capturada y arrastrada de vuelta por uno de los guerreros. Los pasos hicieron eco en mis oídos. Bajé más la cabeza, sin embargo, la sombra oscura se proyectó sobre mi cuerpo. Mis orbes erráticos enfocaron sus zapatos desgastados. El pánico se apoderó de mí cuando sentí que se agachaba a revisarme Intenté encogerme, esconder mi herida, pero su pequeña mano apartó la tela acartonada en sangre seca. —No, por favor, te lo ruego… estoy bien, puedo caminar —supliqué en voz baja, levantando la mirada con los ojos rojos y un nudo apretándome la garganta. Mis pupilas se cruzaron con las suyas, oscuras y profundas, que sobresalían en su rostro demacrado y desnutrido. Apenas era un cachorro, tal vez de diez años. —¡Oye! ¡¿Qué tanto te demoras ahí?! —un rugido nos sobresaltó. El niño se levantó de inmediato, nervioso y mi alma colgaba de un hilo esperando su veredicto. —Na… nada, mi señor. Esta esclava está bien —respondió con voz baja y continuó su labor. Suspiré aliviada, agradecida con él. Me sentí a salvo, sin embargo, el peligro aún no había pasado. —¡No, no! ¿Por qué me señalas? ¡Es solo un brazo roto, pero me funciona el otro! —uno de los prisioneros comenzó a vociferar. —Lo lamento… — el cachorro murmuró y siguió hacia el fondo del granero. —¡NO, NO, MALDIT4 SEA! —el hombre rugió con más ganas cuando vinieron a por él— ¡SI ME MARCAS A MÍ, TAMBIÉN HAZLO CON ELLA! Me congelé. Su rostro vicioso se giró hacia mí y, con la única mano que le funcionaba, ¡me señaló!, atrayendo la atención de los guardias. —¡VI QUE TENÍA UNA PIERNA LISIADA Y ESE CHICO NO LA ESCOGIÓ! ¡ALGO LE SUSURRÓ, YO LO VI! ¡CONSPIRACIÓN, CONSPIRACIÓN! Negué vehemente, queriendo que se callara de una maldit4 vez. —¡Déjame ver de qué hablas! —escuché los pasos retumbantes de un guerrero acercándose. El tipo que me delató ya era arrastrado, y pronto me tocaría a mí. No me moví. El corazón me bombeaba tan fuerte que pensé que todos podrían escucharlo. Tan cerca... dos metros, un metro… Mi mente buscaba una salida: ¿correr? ¿abalanzarme a su yugular como una loca? —¡Muéstrame la maldit4 piern…! —¡SEÑOR! —un alarido en la entrada lo interrumpió. Otro guerrero entró corriendo. —¿Qué sucede? ¿Ya llegaron los nobles? - se giró a interrogarlo. —No… ¡es peor! —respondió con urgencia y se acercó a susurrarle algo. Estaba tan cerca que pude escucharlo. "Nos llegó un reporte de los vigías: el príncipe guerrero se unió a la comitiva de nobles" —¿¡Qué!? —rugió, estremeciendo las viejas tablas—. ¡Joder, el Alfa nos va a despellejar si no limpiamos esto rápido! Miró alrededor, repentinamente inquieto. —Sí, sí. Por eso me envió el Alfa. Sabes que al príncipe Damon no le gusta que traten así a los esclavos… —bajó la voz— menos que los usen de alimento para las bestias. El príncipe lycan guerrero. Había escuchado hablar de él. Todos le temían por ser despiadado y fiero en la lucha. Damon De Wynter, uno de los tres príncipes de la realeza. Un lycan de nacimiento, en la cumbre de la jerarquía de los hombres lobo. Jamás lo había visto, pero su llegada inesperada me acababa de salvar la vida. ***** Si antes todo iba deprisa, con esta noticia se revolucionó aún más. Nos sacaron del ruinoso depósito y nos hicieron caminar por un sendero en el bosque. El atardecer caía sobre nuestras cabezas. Arrastré mi pierna, disimulando el dolor que me entumecía el alma. No podía retrasar la fila. —Qué bueno que trajiste más esclavos, ¡ya comenzó el evento! Los murmullos al frente me hicieron alzar la vista. Bajo el sol, descubrí una imponente construcción de piedra que se erguía en medio del claro. Un coliseo de altos muros. Dentro de él, se escuchaban los vítores del público y el rugido de una bestia. La manada Lobos Rojos era famosa por este espectáculo, donde sus guerreros luchaban por la gloria. Porque en el Reino de Lykania, el reino de los lobos, la fuerza y el poder lo eran todo. Nos hicieron entrar por un pasillo lateral y bajar por estrechas escaleras hasta lo que parecían mazmorras. En medio del ambiente opresivo, veía a fuertes y poderosos guerreros lobo colocándose armaduras de cuero y tomando armas peligrosas. Cada vez que el cuerno sonaba en el exterior, estremeciendo estas paredes, se escuchaba el rugido de alguna bestia y luego los gritos emocionados del público. Bajo el sonar del látigo, un grupo de nosotros fue enviado a una prisión, sumida en penumbras, casi ocupada por completo con una enorme jaula. —Diosa, por favor, apiádate de nosotros —el esclavo que caminaba delante de mí comenzó a sollozar y supe el porqué en cuanto vi al animal más allá de los barrotes.NARRADORA"No"Shunayá no lo dudó."Aquí tengo todo lo que siempre deseé y haremos de estas tierras un nuevo Ignaryon, solo para los Dragones de Agua"Y así lo hicieron. Durante años construyeron su hogar. La magia reinó de nuevo entre los hombres lobos, y los hechiceros recuperaron su lugar en estas tierras. Shunayá movía las aguas, trayendo fertilidad a los campos y comida de los mares. La lluvia alegraba sus corazones y purificaba cualquier maldad en sus mentes. Ella podía abrir la puerta hacia Ignaryon, sin embargo, nunca deseó hacerlo. No codiciaba el poder de los otros Dragones y creó su propio mundo encantado. Pero eso no significaba que sus descendientes se conformaran con lo mismo, y cierta dragoncita traviesa podía desear conquistar los mares del universo… y de paso sacarle más canas a su pobre padre, el Rey Lycan...persiguiéndola por medio mundo.*****Casi un año después del nacimiento y el establecimiento del reinado de Damon y Lorien de Wynter:Shunayá dormía en su n
NARRADORASu mate colocó sobre el cojincito preparado el huevo grande y brilloso, que al sentir el corazón mágico, se quedó tranquila cerca de la madre dragona.El agua purificadora lavó las heridas internas de Lorien y curó cada desgarro, limpiándola de sangre y residuos.Damon arrojaba las cosas sucias al recipiente bajo la montaña dorada, cambiando a su pareja para que estuviese más cómoda.Se habían preparado durante semanas para hacer esto ellos solos.Los dragones eran muy celosos con sus partos, y los lycan también.Un llanto y gimoteos agraviados les dijo que su hijo mayor ya requería atención.Lorien se giró de lado para agarrar a la cosita.Damon la ayudó a incorporarse y se sentó detrás de su espalda, pegándose él a Shunayá."Suave, cachorro, no desesperes, no puede herir a la madre" Ulric le daba instrucciones al espíritu inmaduro de su hijo.La boquita hambrienta se pegó del seno materno y comenzó a alimentarse.Damon rodeaba a Lorien con sus brazos y acariciaba con los
NARRADORAUNOS MESES DESPUÉS…Bajo las capas y capas de pisos, en las profundidades del castillo lycan se cavó una enorme guarida, llena de oro y joyas resplandecientes.Porque hay pocas cosas que le gusten más a los dragones que el brillo y el esplendor.Sin embargo, los ojos de Shunayá ni siquiera se fijaban en el tesoro bajo su enorme cuerpo, sino en la mujer que tenía protegida contra su vientre.—Nena, respira profundo, ¿necesitas más de mi sangre? Damon y Ulric estaban nerviosos, sudando más que su hembra embarazada. Metidos entre las piernas abiertas de Lorien, que pujaba con jadeos contenidos. El vestido blanco de algodón se le pegaba a la piel y el cabello a la frente perlada por el esfuerzo. —Estoy… bien… ¡aaahhh! —rugió cuando sintió que más líquido escapaba de su interior. —¡¿Estás seguro de que esto funcionará?! ¡¿No era mejor traer una partera?! —Damon subió la cabeza para mirar a los ojos hermosos de su dragona, estaba angustiado. “Ella estará bien, no sufre, sol
NARRADORA—Asher, yo… —de repente la hechicera se volvió tímida, ella que siempre había sido tan atrevida y seductora. Pero no más dudar. —¿Qué haces aquí, Eldora? —No quiero que te emparejes con esa mujer —le dijo la verdad, con egoísmo, con el derecho que le daba amarlo como una demente. —Yo no quiero, Asher, yo… yo te amo, te amo tanto… Sus palabras se quebraron, y al fin pudo soltar lo que tanto había retenido en su corazón. Caminó hacia él, que no solo esperaba al final del pasillo. Sus ojos carmesíes la miraban intensamente, pero no se apresuró a perdonarla como antes. —Eso no era lo que me decías… Sabía de tu maldición, estaba dispuesto a todo por ti. Tú fuiste la que siempre renegaste de este amor… —¡Porque no te quería hacer daño, entiende! —Eldora lloraba, las lágrimas rodaban sin cesar por sus mejillas de porcelana. —Odiaba en lo que me convertía. Si me hubieses tenido muriendo en tus brazos ¡¿acaso continuarías con eso?! Le preguntó, deteniéndose a menos de un m
NARRADORAEra su padre, su imagen espectral con la apariencia de muchos años atrás. Bailaba con una hermosa mujer de cabello azulado y ojos índigos.Se reían enamorados y danzaban por todo el salón, que ahora parecía animado por una fiesta de espíritus alegres. ¿Era un recuerdo o algo más?Repentinamente, la música flotando en el aire cesó y las siluetas resplandecientes de sus padres aparecieron frente a Damon. —Ma… má —con un nudo en la garganta la llamó.Ya no recordaba el calor de las caricias de su madre, pero cuando ella puso la mano en su mejilla fue como si regresara de nuevo a su infancia.—Todo está bien, hijo mío. Estamos juntos de nuevo… —ella miró a los ojos enamorados de su mate. El antiguo Rey Lycan también la observaba y luego se giró hacia Damon. —Cuida de nuestros nietos. Haz las cosas mejor que tu anciano padre. Serás un rey increíble —le dijo y el pecho de Damon se contrajo al verlos desaparecer en la nada. La música, el salón de fiesta, los recuerdos del aye
NARRADORATravis se asombró demasiado, incluso intentó frenar la avanzada, pero ya las herraduras estaban manchadas con la sangre de la princesa.Lo peor es que vio desaparecer en medio de la oscuridad el cuerpo desnudo de Tavian, que se había escabullido como la rata que era.O al menos eso creyeron todos.Tavian cayó con un golpe sordo en el nivel subterráneo. Encima de él, la roca con minerales se cerraba.El túnel oscuro lo llevaría lejos de las tierras del palacio, hacia un lugar seguro.Sin embargo, cuando se levantó mareado por la pérdida de sangre y las costillas astilladas de la pelea con Damon, una sombra se cernió sobre él.“¡Alguien más estaba aquí adentro! ¡Es Axton!”Tavian convocó al cambio enseguida, pero su cuerpo se quedó a medio camino de la transformación.Una mano llena de garras lo inmovilizó por el hombro y el frío metal de una daga atravesó su pecho.Axton empujó con saña hasta la empuñadura, sintiendo el latir del corazón de su hermano, siendo atravesado.—Ax…
Último capítulo