Valeria se puso en estado de alerta cuando el mafioso le dijo que harían un viaje largo, comenzó a tronarse los dedos de las manos mientras estas sudan por la ansiedad de sus palabras.
- ¿Acaso no le agrada la idea de visitar a su familia?
Dijo por fin el mafioso después de haberla hecho sufrir por un rato y sonreír internamente al verla de reojo como se pone de nerviosa a la vez que demuestra que es fuerte.
- ¿De verdad vamos a visitar a mi hermano?
- Sí, y por esta vez se quedará allí, ya mañana vendré por usted.
¡Pero ojo doctora! no se le vaya a ocurrir delatarme, recuerde que estamos casados y usted ya me pertenece a mí y por lo tanto a la hora que usted me haga una mala pasada no me temblará la voz para ordenar que le vuelen los sesos a usted y a su familia.
- Yo no le pertenezco señor, además este matrimonio solo es de papel porque aún no lo hemos consumado.
- Y nunca se consumará, doctora.
- ¿Acaso no le atraen las mujeres señor?
Preguntó Valeria confundida y el mafioso sonri