Capítulo 60 — Sospechas, silencios… y una pausa con sabor a café
(Punto de vista: Lili Acosta)
El hospital tenía ese aire denso que se instala antes de una tormenta, como si las paredes supieran algo que los pasillos todavía no se atreven a decir. Afuera brillaba el sol, el cielo era celeste y claro, pero adentro… algo no cuadraba.
Lili lo sentía. No era paranoia. Era ese instinto que una desarrolla cuando ha visto demasiadas veces cómo lo peor se disfraza de rutina.
Sofía estaba en consulta con la doctora Gómez, ajustando controles, analizando el tratamiento. Ella insistía en venir cada semana, aunque el equipo ya tenía todo monitoreado. Decía que se sentía más tranquila. Que necesitaba saber. Que si algo iba mal, quería saberlo primero.
Lili aprovechó ese rato para buscarlo.
Lo encontró en el pasillo de cardiología, revisando unos informes con el ceño ligeramente fruncido.
El doctor Guillermo Medina.
Psiquiatra. Reservado. Honesto.
Y hasta no hacía mucho, el médico tratante