246— NOCHES QUE NO TERMINAN.
SE CONVIERTEN EN DESTINO.
CAPITULO—NOCHES QUE NO TERMINAN.SE CONVIERTEN EN DESTINO.**
(Punto de vista de Ayden)
Milagros todavía tenía el pulso acelerado. Yo la miraba como si quisiera memorizarle cada gesto, cada pestañeo, cada respiración que compartíamos en esa habitación que ahora olía a futuro.
Me acerqué despacio, con el miedo tonto de romper algo sagrado que había nacido entre nosotros esa noche.
—Vení —susurré, casi en un ruego.
Nos acostamos despacio, como quien se recuesta en un instante que quiere guardar para siempre. La luz tenue de la lámpara dibujaba los bordes de la cama, y Milagros apoyó su cabeza en mi pecho. Sentí su respiración tibia, y mi corazón —que siempre latió fuerte— ahora tenía otro ritmo, más lleno, más completo.
Le acaricié el cabello y suspiré contra su frente.
—Amor… necesito que confíes en mí —murmuré—. No sabés lo que significa para mí esta noche… esta noticia… vos.
Ella levantó la mirada, los ojos húmedos, brillantes todavía.
—Ayden… yo tampoco esperaba esto tan pront