Capítulo 17– La Ventana que No se Cerró
Sofía encendió el motor con un movimiento mecánico. Las manos le temblaban, pero no por el frío de la mañana: era el corazón el que ya no sabía cómo sostenerse. Salió despacio del garaje, como si en cada metro que avanzaba algo dentro de ella muriera.
El cielo amanecía cubierto de nubes. La ciudad parecía envuelta en una calma gris, de esas que preceden una tormenta. Y tal vez lo era. Porque dentro de su pecho, la tormenta ya rugía.
Condujo sin mirar demasiado. No necesitaba GPS. Sabía el camino de memoria. Como quien recorre un sendero hacia el final de algo. Sus pensamientos viajaban más rápido que el auto. Una imagen le golpeó la mente sin pedir permiso:
El apartamento de Adrián.
Ese donde ahora Valeria posaba en bata de seda y fingía pasión sobre un escenario que no le pertenecía.
Sofía había estado ahí.
No como intrusa, sino como lo que había sido una vez, su mujer.
Fue un otoño frío.
Ella llegó con las mejillas sonrojadas por el vi