Capítulo — Luces de Esperanza
La mañana del hospital tenía un aire distinto. El sol entraba por los ventanales altos y parecía iluminar cada rincón con una suavidad especial, como si supiera que algo importante estaba a punto de suceder. Gabriel, el pequeño guerrero que ya había atravesado una primera operación, volvía a la sala quirúrgica para enfrentar el segundo desafío: su otro ojito.
Adrián había estado pendiente de cada detalle. Su amistad con la familia lo hacía vivirlo como si fuera propio, y no se movió del pasillo mientras el niño estaba en manos del equipo médico. El tiempo parecía interminable, pero esta vez, a diferencia de la primera, había un clima de mayor confianza. Los padres de Gabriel se abrazaban con nervios y esperanza,. Adrián permanecía a su lado, transmitiendo calma con esa firmeza que siempre lo caracterizaba.Sofia no podía estar presente por seguir en reposo.
Las horas pasaron hasta que finalmente, el médico salió con una sonrisa que hablaba por sí sola