—Yo también te extraño —dijo y sin pensarlo dos veces me refugio en sus brazos.
Él, acareció mi espalda con cuidado, y yo me sentí muy feliz. Levanto la vista, y busco sus labios. Nos besamos, lo hacemos en un tierno besos, sin pausas, y a la vez sin prisa. Siento su lengua de recorrer mi boca, sus labios se presionan en los míos. Me da unos pequeños mordisco y me siento más confundida que nunca. Nos separamos por la falta de aire Me sonríe.—Estás muy bonita hoy —dijo y yo sonreí divertida mirando hacia otro lado.—¿Veremos una película esta noche..? —le pregunté.—Claro, la que tú quieras.—No me quiero ir de aquí —dije y él me abrazó con más fuerza.— Entonces... no te vayas.—Te amo... —murmuré, mientras sentía sus caricias. Los dos estábamos en silencio.—Yo también te amo. Lamento haberte mentido.Me incorporo, sentándome y mirándolo a los ojos. Siento que es el mejor