Eva salió de la fiscalía y se dirigió a la oficina de Alejandro, sabía que ahí encontraría al hombre que tanto le pedía su padre buscar. Al llegar a la oficina pidió verle y sorpresivamente nadie le puso algún, pero, incluso, rápidamente fue atendida y le permitieron usar el ascensor que solo el CEO de la compañía podía utilizar.
Con cada paso que daba, Eva sentía una extraña opresión, la razón, la desconocía, pero no le gustaba en lo absoluto. Al llegar a donde estaba la asistente de Alejandro preguntó si el hombre se encontraba en su oficina.
La asistente, que era nueva, desconocía a Eva, por lo que dudosa, la cuestionó.
- ¿Tiene cita con mi jefe?
- No, pero si le dices quién lo busca, seguramente encontrará un espacio.
- Deme su nombre… -dijo la mujer, levantándose de su lugar con un aura altiva.
Aquello le molestó un poco a Eva, pero se contuvo. No sabía el motivo de aquella actitud; sin embargo, no estaba ahí para pelear con una asistente. Ella iba a ver qué era lo que su pa