Eva se mira en el espejo, no sabe cómo, pero tomó la decisión que creyó más correcta, sus ojos están llenos de lágrimas. Si bien, no le gustaba lo que estaba a punto de hacer, de lo malo, era lo único bueno. "Más vale malo conocido que bueno por conocer."
Su boda no tenía nada de espectacular, solo era ir al registro civil y conseguir dos testigos, entregar papeleo y esperar a que les tocara su turno. No hubo vestido de novia, no hubo fiesta, no hubo invitados; era un mero requisito y, además, prácticamente se casaba contra su voluntad.
Analizando las cosas, ella quería rechazar la propuesta, fuera de quien fuera, pero… Tampoco podía hacerse de la vista gorda. Su padre adoptivo estaba metido en problemas por su causa, ella había buscado respuestas, por lo que terminó yendo a ver a su madre adoptiva, quien confirmó lo que dijo su padre: llevaban años peleando contra la ira de Antonio Díaz.
Basada en los hechos, Eva tomó la decisión que le pareció mejor. Bien podía haber dejado todo a