43. Boda
Emilia Díaz
—Mañana será nuestra boda… debes estar lista porque enviaré por ti temprano.
Sus palabras me tomaron por sorpresa.
—¿Mañana?
Esteban asintió sin dejar de sonreír.
Una sonrisa de control. De posesión.
—Pronto comenzará a notarse tu embarazo, y no quiero que nadie dude la paternidad de tu hijo. Porque, al igual que tú… él será mío también. Como te lo prometí.
Tragué saliva, obligándome a no reaccionar.
Era un trato. Un maldito trato.
Y tenía que cumplir.
—Está bien… —murmuré.
Él extendió la mano hacia mí, intentando tocarme.
Pero mi cuerpo se movió por instinto.
Retrocedí y aparté su contacto con un movimiento seco.
Su sonrisa se desvaneció. Su mirada se endureció.
Por un segundo, vi el destello de su verdadera naturaleza.
—Me voy —anunció con frialdad—. Tengo que hablar con mis padres y anunciarles que nos casaremos.
Giró sobre sus talones, su traje azul impecable ondeó con el movimiento.
—La boda será algo sencillo —continuó, ya de espaldas a mí—. Solo ellos, tu madre… y n