32. Un nuevo empleo
Emilia Díaz
—¡Emilia! —escuché la voz de Gaby a lo lejos mientras bajaba del auto que Álvaro había asignado a Pedro para que me trajera.
Sacudí la mano en señal de saludo y sonreí ampliamente al verla. Hacía tiempo que no platicábamos con la misma frecuencia que cuando estábamos en la universidad, y la emoción de reencontrarnos en un nuevo capítulo de nuestras vidas me llenó de alegría.
—¡Gabs, te extrañé mucho! —exclamé con entusiasmo mientras nos abrazábamos.
—¿Estás lista? —preguntó con una gran sonrisa.
Asentí con felicidad. Estaba emocionada por trabajar y ejercer mi carrera. Amaba leer y escribir, y ahora tendría la oportunidad de formar parte de uno de los periódicos más prestigiosos de la ciudad.
Caminamos juntas hacia el edificio, una construcción contemporánea de varios pisos con una fachada de cristal que reflejaba el cielo azul. Al entrar, nos recibió una chica vestida con un impecable traje de falda y chaqueta en tonos oscuros. Nos dedicó una sonrisa cortés y nos guió a t