27. Graduación
Emilia Díaz
Los dos meses siguientes pasaron demasiado rápido. Amaba despertar junto a Álvaro cada mañana, sentir su calor a mi lado, escuchar su respiración pausada mientras dormía. Aunque, a veces, tenía que volver a mi habitación sola porque él aún conservaba la costumbre de trabajar hasta tarde.
Como todas las mañanas, estábamos desayunando en el amplio comedor, pero esta vez solo éramos él y yo. Mara aún seguía en su habitación. Hace unos días había sido su graduación y, aunque insistimos en organizarle una gran celebración, solo aceptó una cena sencilla en un restaurante. Aún no podía creer que en un par de días sería mi turno. Después de cuatro años de esfuerzo, sacrificios y noches en vela, por fin sería una graduada en Letras.
Sonreí para mí misma, imaginando ese momento tan esperado, pero mis pensamientos se disiparon cuando Pedro entró al comedor y dejó el periódico junto al plato de Álvaro.
Él lo tomó con gesto distraído, lo abrió para revisar las noticias, pero, de repent