15. Tropiezos
Emilia Díaz
La semana pasó volando. Sin mamá ni Lorenzo, la casa era un remanso de tranquilidad.
Pasé algunas tardes con Esteban y otras con Gaby. Ahora me permitía llegar más tarde de lo habitual, sabiendo que Álvaro no pondría objeciones. De hecho, no había hablado con él desde la última vez, tal vez seguía enojado conmigo, pero lo hacía por nuestro bien.
Me alegraba ver que Gaby y Esteban se llevaban bien. Incluso un día él nos invitó a comer. Esa tarde nos la pasamos recordando anécdotas de la escuela y riéndonos de nuestros amigos. Reímos tanto que el tiempo pareció esfumarse.
Mara mencionó que nuestros padres regresarían el viernes por la mañana, así que ese día hice todo lo posible por llegar a casa temprano después de clases, prometiéndole a Esteban que al día siguiente pasaría todo mi tiempo con él.
En cuanto crucé la puerta, busqué a Pedro.
—¿Mamá está en casa?
—Sí —respondió con serenidad.
Asentí.
Estaba enojada con ella, pero hacía tanto que no hablábamos. Sentía la necesi