Asustada al ver al hombre frente a ella, Denise trató de recomponerse.
— ¿Y tú, además de andar armado, te escondes al acecho esperando a tu próxima víctima? — Nada mejor que ponerse a la defensiva para disimular el susto… y la vergüenza.
— No me dejaste explicar. No soy ningún maniático, soy abogad