XX. Silea alma noble
Lina que había permanecido callada hasta el momento mientras dejaba la mirada fija en mi dirección replico.
— Señora Meredith tengo una duda.
— Si señorita Lina ¿Qué quiere saber?
— Se trata de un pequeño detalle el cual no termina del todo de convencerme, si usted se encuentra hay en plena entrada en todo caso quien entonces gritó y apago el horno — comentó aquella ante la duda.
— Es cierto — replique de seguido — entonces de quien provino aquel gritó.
Las dudas se anidaron en el rostro de Meredith y las preguntas comenzaron a rondar entre nosotros dejando visible las quizás posibles posibilidades
— Pensaba que había sido una de ustedes, digo pues al entrar les vi aquí.
Y la negación junto a tales palabras consigo llego, aquellas expresiones trajeron a la vez un enorme peso y junto a ello una voz singular apareció con un tono evidente de nerviosismo.
— Eh sido yo...
Al girarnos una joven mujer de apariencia pulcra se había alojado allí en secreto como cual fantas