XXI. Tu tan enorme y yo probablemente tan pequeña
— Sin duda alguna, nos estaban esperando — replicó Lina con evidente sorpresa.
Aquella chica sin perder tiempo se acercó hasta la puerta, entre sus manos estrecho el pomo que permite el acceso a tal lugar mientras que no obstante con cuidado le giró sobre su propio eje y aquella puerta como si nada se abrió.
— Dios santo es espectacularmente hermoso — gritó al ver su interior mientras aún se mantenía cerca del portal.
Yo tenía la intención de acercarme a Lina y junto a ella divisar el interior de aquella habitación pues quería ante nada saber cuál era la razón de su sorpresa, pero Silea replico.
— Sígueme — y sin más reanudo su marcha guardando nuevamente un total silencio.
Lina tras escuchar la voz de aquella chica giró su cabeza en dirección mía y mirando como aquella se alejaba musitó.
— No te quedes hay querida, vamos síguela.
Por algunos segundos mire a Lina quien se mantenía de pie como si nada junto a aquella puerta y al ver que no me movía de lugar aquel