El consejo dio por terminada la reunión.
Los ancianos se retiraron satisfechos, creyendo haber tomado el control.
Maverik fue el último en salir, cruzando una mirada amarga con Cassian.
Cuando la última sombra desapareció por el pasillo, el silencio fue brutal.
Ya no quedaba nadie, solo ellos dos.
Cassian no se movió y tampoco ella hasta que la irritación estalló desde adentro.
—¿Vas a quedarte ahí fingiendo que todo fue parte de tu plan maestro? —soltó Katherine al fin con la voz clara, cortante, rompiendo la quietud.
Cassian giró apenas el rostro.
Una sonrisa sin emoción apareció en la comisura de sus labios.
—¿No lo fue?
Katherine avanzó dos pasos, desafiándolo.
El eco de sus tacones resonó en la inmensidad del salón como si fueran los latidos de su rabia.
—¿Eso era necesario? —escupió entre dientes.
—No lo entiendes —dijo finalmente, con una voz tan baja que sonó a amenaza—. Y no necesito que lo entiendas. No deberías mirarme así, Bambi —le dijo él de pronto.
Ella pareció no escu