Habían pasado semanas y ella no se atrevía a salir de su casa.
Nada era igual aunque afuera todo parecía en calma, todo en su interior dolía.
Katherine presionó los dedos sobre su vientre.
Sin poder creer aún que dentro de ella estaban creciendo tres vidas.
Ella cerró los ojos tras evocar la imagen de aquel macho que la descontrolaba incluso aunque ya no estuviera allí.
No podía pronunciar su nombre.
Era como si nunca hubiera existido en el tiempo actual, pero para ella su ausencia le dolía más que cualquier cosa.
—¿Dónde estás...? —susurró con la voz quebrada.
No sabía si estaba vivo, si alguna vez lo volvería a ver, si sus ojos azules aún recordaban los de ella.
Si alguna vez... él la había amado.
¿Lo había hecho?
¿O solo fue deseo? ¿Dominio? ¿Una pelea de poder entre Cassian y Maverik en la que ella estaba en el medio?
Katherine bajó la mirada con los ojos humedecidos.
Tenía miedo por lo que no sabía sobre el padre de sus cachorros. El que la besó con furia, el que la había hecho a