Capítulo 93.
Alfa Randolf arroja todo lo que se encuentra en el escritorio, haciéndolo estallar y reventarse en su impacto en contra del suelo.
— ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡Maldición! —grita Randolf al mismo tiempo que escucha que de forma sutil tocan a la puerta y la pequeña fae, pelirroja, llega a su oficina para encontrarse con él.
—Alfa —dice Davina, con un tono sutil y lloroso en su voz— ¿Está bien? —cuestiona ella.
— ¿Qué quieres, Davina? ¿Qué quieres? —cuestiona Randolf, sin poder contener su rabia.
— ¿Cómo se encuentra la Luna? No sé qué es lo que ha pasado. Yo me encuentro demasiado nerviosa —dice ella, de manera repetida.— Si es un ataque en contra de la familia temo por mi cachorro mas que por cualquiera en este castillo…
—Está bien. Ella logró sobrevivir —declara Randolf con un tono firme.
— ¿Y quién lo hizo? ¿Quién la envenenó? ¿Quién se atrevió a…?
— No te preocupes. Estamos en busca de esa maldita criatura.
— ¿Cómo? ¿Ha escapado? ¿No lo han encontrado? —cuestiona la pelirroja con