—Pero…
—Márchate ahora —gruñe.
Ella guarda silencio y segundos después da la vuelta para salir de la oficina dejando solo a Drago.
El CEO continúa mirando hacia la calle sintiéndose verdaderamente frustrado, luego mira por encima de su hombro, observa la charola y frunce el ceño. Nuevamente lleva la vista hacia el cafetín.
[…]
Samanta ingresa en el restaurante al mismo tiempo que suelta el aliento, se sujeta de una de las sillas para intentar tomar un poco más de aire. Luego parpadea varias veces al recordar lo que paso.
—Es un hombre lobo, ese sujeto es un lobo.
—¿Quién es un lobo? —ella alza la mirada y es cuando mira al cocinero.
—La… ellos son…
—Eso no es nuevo para ti, sabes que todos lo son.
—Es que el jefe de la…
El cocinero la mira con el ceño fruncido.
—¡Es nuestro jefe! Eso también deberías de saberlo niña.
—¿Qué? —lo mira ceñuda.
—Él es el dueño de este restaurante.
Era su jefe, ese sujeto era su jefe…
¿Cómo era posible?
—¿Qué te pasa? ¿Por qué pones esa cara de susto?
—No es nada.
—Ponte a trabajar limpiando toda la cocina, no estes perdiendo el tiempo aquí.
En cuanto samanta se quedó sola mira hacia tras para ver el edificio, muerde levemente sus labios y piensa como demonios iba a volver a ese lugar a hacer sus entregas.
Luego de algunas horas de trabajo, finalmente dejo todo limpio y en orden. Ahora si podía regresar a casa a descansar, por lo menos ya no tenía que llevar más ordenes librándose de tener que ver a ese hombre de nuevo.
Samanta toma su bolso para salir del restaurante y salir de allí antes de que le tocara hacer cualquier otra cosa. Se encamina a la salida cuando escucha unos pasos detrás de ella.
—La charola del señor Montoya no la regresaron, niña —ella se detiene en seco al escuchar esas palabras —. No has ido a recepción a retirarla, es la que usamos para servirle al jefe, así que tendrás que ir a por ella.
—Pero ya me voy a casa.
—No hasta que busques la charola niña.
La joven observa el edificio y traga saliva, no quería ir, pero debía estar tranquila, la charola estaba en recepción como siempre.
—Bien, iré de inmediato.
Cruza rápidamente la calle, ingresa en la recepción y solicita la charola.
—Lo siento, pero el señor Montoya no la bajo —la recepcionista le responde con amargura y odio.
—¿Y eso que significa? No deberías subir e irla a buscar.
—eso tendrás que hacerlo tu misma, porque yo me voy, además no obedezco ordenes de una estúpida humana.
Samanta observa a la secretaria tomar sus cosas dispuesta a marcharse.
—Espera, no puedo subir yo.
—¡No es mi problema!
La ve alejarse sin decir una sola palabra, luego mira la cafetería desde lejos divisando que aún había luz dentro. La estaban esperando.
—Maldición, ¿Por qué me pasan estas cosas?
Con nerviosismo toma las escaleras para subir lo más rápido posible al piso de su jefe, en cuanto llega percibe que todo estaba un poco tenebroso en recepción, samanta toma aire mientras que revisa por todos lados, pero no consigue la estúpida charola.
—Demonios, debe estar dentro en la oficina.
Se encamina hasta la misma y con sumo cuidado ingresa en la oficina, todo estaba muy oscuro en aquel lugar, agradecía que ese hombre no estuviera allí. Levanta la mirada notando que comenzaba a llover.
Niega y sigue buscando la charola hasta que da con ella, camina con apremio hacia el escritorio para tomarla, pero antes de hacerlo escucha que la puerta se cierra.
—Me preguntaba cuanto tiempo pensabas en seguir demorando en venir a buscarla —ella mira la charola dorada al mismo tiempo que siente que los latidos de su corazón se vuelven frenéticos.
Drago sonríe al mirar a su luna dándole la espalda, era evidente que la tomó desprevenida, y hasta nerviosa podía sentirla.
—¡Ya es bastante tarde!
Samanta siente muy cerca los pasos de su jefe, su corazón había enloquecido por completo y no tenia idea que demonios hacer ahora. Toma la charola y decide dar la vuelta.
—Lamento haber entrado en su oficina, la recepcionista no quiso venir a por ella.
—Eso me parece excelente —samanta levanta la mirada y es cuando vislumbra esa mirada grisácea que paraliza su corazón —. Me hubiera cabreado si la secretaria estuviera aquí en lugar tuyo.
La joven traga saliva al percibir tanta cercanía de su jefe.
—¿Qué es lo que quiere? Ya debo regresar al restaurante.
—¿Sí? —responde él quitándole la charola de las manos —. No hay ningún apuro —añade con voz ronca.
Boquiabierta por su respuesta se queda completamente quieta ante la fiera mirada de su jefe, la mirada de un lobo… parecía como si quisiera comérsela y eso la aterraba, pero por alguna razón ya no podía dar un paso.
Drago posiciona las palmas de las manos a los lados del cuerpo de su luna, a ella no le queda más remedio que sentarse en la esquina de su escritorio mientras que lo observa detenidamente.
El beso que ambos compartieron la noche anterior sirvió para fortificar la unión de los dos, cada vez que hicieran más cosas juntos su alianza seria irrompible. Él se volvería más fuerte mientras que su luna más sumisa e identificada hacia él.
—Esta mañana te has ido muy rápido —le dice en voz muy baja.
—Usted… —relame sus labios—. Estaba ocupado —Drago percibe temblor en su voz lo que lo lleva a pasar un prófugo mechón de cabello detrás de la oreja de Samanta.
—La verdad es que no estaba ocupado.
—No es lo que me pareció ver.
¿Qué fue aquello? ¿ira?
El CEO baja la mirada hacia los labios de Samanta, eran tan provocativos, estar cerca de ella causa estragos en su cuerpo. Era difícil contenerse, lo único que deseaba en ese momento era destrozarle la ropa y hacerle el amor sin pensar en nada.
—Anoche —él levanta la mirada para ver sus ojos —. ¿Lo de anoche fue un sueño o real? —Drago sonríe de medio lado.
En eso acorta el poro espacio entre ellos dos y le da un beso a samanta en los labios, el contacto fue tan electrizante como el primero. Drago cierra los ojos al besar a su luna, estar cerca de ella le hacía sentir poderoso, pero también debilitado.
Era un arma de doble filo…
A su vez, Samanta se sentía completamente derrotada. Ese beso la dejaba sin fuerzas, era como si todo se desvaneciera y no supiera de nadie más en el mundo. No podía pensar, hablar, quejarse, o huir…
Y es que no se trataba simplemente de la debilidad que sentía, se trataba de que en el fondo de su interior no deseaba marcharse.
—Lo de anoche fue tan real como este beso —Drago le responde justo cuando se aleja un poco de su boca.
Ella se mantuvo con los ojos cerrados tratando de asimilar lo que acababa de pasar, luego de unos segundos cae en cuenta en las palabras de él, el beso de la noche anterior si fue real, entonces…
Abre los ojos y vislumbra una mirada grisácea muy brillante, el color de sus ojos había cambiado, ahora era como el color de la luna. Aquel hecho la hace fruncir el ceño.
—¿Por qué hace esto? Sabe que yo soy una humana y usted es un…
—Veo que ya sabes lo que soy —ella asiente —. Tengo cierto interés en ti, Samanta.
—¿Me quiere comer?
—Para serte muy sincero, ¡sí! Quiero comerte entera.
Su respuesta provoca que ella diera un respingo, ensancha un poco más la mirada y traga saliva. El cuerpo de Samanta se endurece y no vuelve a decir una sola palabra.
—Pero descuida, no quiero comerte ahora mismo.
—¿Qué?
—Debes saber una sola cosa —roza el dedo pulgar por el borde sus labios —. Desde hoy no quiero que te acerques a ningún hombre, ni de esta empresa, ni fuera de ella, ¿lo entiendes?
—¿Qué dice?
—Lo que has oído —el CEO introduce un poco su pulgar dentro de la boca de ella logrando sentir la humedad de su lengua —. Tú me perteneces, Samanta. ¡Eres mía! No pienso compartirte con nadie más.
La joven ensancha la mirada luego de escuchar aquellas fuertes palabras, no estaba comprendiendo absolutamente nada de lo que su jefe le estaba diciendo, y a todas esas ¿Por qué le decía esas cosas?
—No entiendo porque dice todo esto.
—Naciste para ser mía y no pienso permitir que alguien más ponga sus sucias manos sobre ti.
—Perdió la razón.
—Solo dime si te ha quedado claro.
No estaba segura que responder, es que no tenía idea que decir. No sabía quién era ese sujeto y mucho menos porque le pedía todas esas cosas. Pero de lo que si estaba plenamente segura era de que no pensaba dejarse.
—No sé quién se cree, pero no piense que puede darme ordenes, así como así —Drago se impacta por la altanería de esa mujer, sí que era difícil.
—Quiero preguntarte algo, ¿sabes quién soy yo?
—Se que es mi jefe, el dueño de este lugar y del restaurante donde trabajo, pero eso no le da derecho a querer someterme a su antojo. Y no pienso permitir que me bese de nuevo, si acostumbra hacer eso con sus empleadas, olvídese que lo hará conmigo.
Su rebeldía era plausible…
Realmente le resultaba interesante ver la cara de esa chica cuando se enterase que él era el alpha de los lobos, el líder de todos ellos. ¿con quién demonios creía que estaba tratando?
—Entonces, no lo sabes —sonríe de medio lado al mismo tiempo que se aproxima un poco más a ella.
—¿Saber qué? —responde inclinándose un poco hacia atrás.
Poco a poco Drago fue inclinándose hacia ella hasta conseguir acostarla sobre su escritorio, nota como Samanta parpadea reiteradas veces más no objeta en lo absoluto. Puede ser una rebelde, pero no lo rechaza.
—No soy simplemente lo que piensas de mí, soy mucho más que eso —responde con voz gruñona mientras que se acomoda prácticamente sobre ella.
En cuanto la tiene acostada por completo sobre el escritorio, poco a poco se hace camino entre medio de sus piernas, el CEO se acomoda entre ellas para sentirse más cómodo. Posiciona uno de sus brazos a un costado del rostro de Samanta entre tanto se mantiene a cierta distancia de sus labios.
—¿Qué eres? —pregunta desde la posición en la que estaba.
—Soy el líder de los lobos, soy un alpha —Samanta ensancha la mirada al escuchar aquellas palabras —. Por esta razón te estoy diciendo que tú eres mía.
No daba crédito a las palabras de su jefe, ¿Cómo que era el líder de los lobos? Eso quería decir que ¿el alpha quería comérsela? Samanta comienza a negar una y otra vez, no era posible que estuviera pasando por eso.
—No puedes resistirte, Samanta —le dice con voz ronca y seductora a la vez —. No a mi —se inclina hacia ella, acercando su boca a la de ella mientras no le quita los ojos de encima—. Por más que trates de alejarte, no podrás hacerlo.
—Porque estas destinada para ser mía, naciste para ser mi mujer —Drago posa su mano libre sobre la cintura de ella mientras que besa sus labios lentamente, aprieta levemente su cuerpo hasta sentir que ella diera un respingo.
Desciende su mano hasta alcanzar las costillas de su luna, por ese mismo camino sube lentamente pasando sus manos por un lado de su seno, sube un poco más hasta llegar al cuello de ella.
Envuelve su cuello con la mano y refuerza el beso correspondido por ella misma, era muy entregada, aunque no supiera como besar.
El cuerpo de Drago comienza a reposar sobre el de ella y con aquello siente la extrema calidez de su luna, era sorprendente como se sentía estar con la mujer destinada para ser suya.
—Samanta, mi luna…—gime contra sus labios.
Toda razón la había abandonado por completo, ella se encontraba a merced de su jefe y lo peor de todo es que no entendía por qué.Los besos de su jefe la abrumaron por completo, y aunque no supiera besar intentaba seguirle el paso a ese hombre sobre ella.Drago sujeto una de las muñecas de Samanta pasándola por encima de su cabeza, luego toma la otra y repite lo mismo, pero para ese momento mantiene agarrada ambas muñecas con una de sus manos.Utiliza la otra mano para deslizarla por el costado del cuerpo de su luna mientras que se impregna con su olor. Los besos del CEO descendieron desde sus labios hasta su barbilla y poco a poco fueron descendiendo hasta el cuello de la joven.Comenzó a repartir furtivos besos por su piel ocasionando que los vellos de su cuerpo se ericen. Percibe como Samanta gira el rostro a un lado para que él pudiera besar con toda libertad.Ella estaba a su merced, le correspondía totalmente.Separa un poco su rostro de su piel y aunque la oficina estuviera a o
—No puedes amenazarme de esa manera, no eres nadie para intentar manejarme a tu antojo Otto.—No me conoces hermanita, puedo quitarte de mi camino si continuas con esa estúpida idea de querer darle cachorros a Drago.Dariana lo mira furiosa, su relación con su hermano no era la mejor del mundo. Otto era irritante y muy dominante, ahora entendía porque no había sido elegido para ser el alpha de la manada.Necesitaba irse con cuidado, le importaba una mierda si ese idiota no aceptaba su relación con Drago, ella deseaba a ese lobo y no a cualquier otro que no era lo suficientemente bueno como para ser su pareja.Dariana se suelta del agarre de su hermano, suaviza su mentón y se mantiene firme ante la mirada asesina de Otto.—Eres un idiota, me tienes harta de tus estúpidas amenazas de mierda.—Sabes cómo me pongo cuando me cabreo, te recomiendo que no cometas estupideces que puedan provocar que yo cometa una locura contra ti.Dariana frunce los labios ante su amenaza, la joven toma su bo
Parpadea reiteras veces intentando entender a ese hombre, pero le resultaba imposible. Una parte de ella le temía, pero la otra se sentía muy atraída.—Sientes una fuerte atracción hacia mí y no puedes evitarlo, ¿no es así?—¿Eso que significa?—Que tú y yo estamos destinados para estar juntos.—Pero yo soy una humana y usted es un…—¿Lobo? Si, lo soy…La joven niega llevando su mirada hacia otro lado, mirar los ojos de su jefe la intimidaban muchísimo.—Lo lamento, pero no yo entiendo nada de esto. Y ya debo volver al trabajo o me despedirán —hace amago de ponerse en pie.—Samanta, no quiero que trabajes más en el restaurante —ella lo mira con los ojos muy abiertos.—¿Qué está diciendo? No pienso renunciar, ¿o es que usted me echara?—No haré tal cosa, sin embargo, ya no quiero que trabajes en ese lugar, no deseo que entres más a este edificio.—¿Por qué?Drago no estaba dispuesto a que otro lobo le hiciera daño o peor aún… era muy delicada, debía protegerla de su manada.—Quiero que
Aquel sujeto gatea sobre su cuerpo apoderándose de cada escape útil para zafarse de él, nota su sonrisa perversa y siente mucho miedo, aquellos ojos brillantes le demostraban que iba muy en serio con su amenaza.La rubia se siente desfallecer en ese instante, pero las gana de quitárselo de encima eran más grande que cualquier otra cosa. Ella no deseaba que aquel idiota la tocase, él no…Samanta emplea de toda su fuerza para quitarse a ese hombre de encima y lo logra, en cuanto se ve libre se baja de la cama quedándose arrinconada en una esquina.—No se atreva a tocarme de nuevo.—Vaya, sí que eres rebelde. No eres tan delicada como aparentas ser—Otto rodea la cama para ir hacia ella —. Creo que me atraes mucho más que antes.—Aléjese.—¿Acaso no sientes nada cuando estoy cerca de ti?Samanta lo mira con el ceño fruncido, piensa que había perdido la razón ese sujeto. ¿Qué clase de pregunta era esa?—¿No es así? —Otto frunce el ceño y se detiene a poca distancia de ella —. ¿No sientes n
—No he venido aquí para escucharte hablar de esa estupidez de los alphas, lo único verdaderamente importante es que demonios hace un humano en esta casa, ¿Por qué tienes a un escondido? ¿acaso piensas asesinarlo?—Le haré de todo, menos asesinar.Su hermana ensancha la mirada al notar que aquel extraño era importante para su hermano, ¿Qué significaba aquella protección? Mira curiosa a Otto, tomaba alcohol de una manera algo descontrolada, no era propio de él que lo hiciera.El alcohol y los hombres lobos no se llevaban para nada bien, de hecho, los enloquecía totalmente.—Ahora quiero que te largues de mi casa y no vuelvas si no he te invitado, Dariana —el tono de voz de su hermano era pésimo, así que la rubia se pone en pie y camina hacia él.—Sí, ya me voy…Dariana se coloca a espaldas de su hermano y termina por golpearlo en la nuca hasta dejarlo inconsciente en el suelo.—Lo siento, hermano. Es por tu bien que hago esto, no quiero que cometas una locura con ese humano que tienes e
—Buenas tardes, vengo por lo del anuncio de trabajo.—¿Segura que quieres ser camarera y pasarte más de 12 horas de pie? —le responden a Samanta con un tono de voz que no le agrada.—Si —contesta a duras penas.El hombre barrigón que tiene en frente la mira con expresión de no estar muy convencido con su respuesta, sin embargo, ella observa que él asiente como si estuviera resignado.—Muy bien, esta cafetería le sirve a la empresa que está al frente. Así que necesito que seas una muchacha lista con este trabajo, ¿entendiste?—Sí, claro—Samanta responde sintiendo verdaderamente tensa.No esperaba que esa pequeña cafetería le sirviera exclusivamente al edificio que estaba frente a ellos, si lo hubiera previsto antes ni siquiera se hubiese acercado.—Ve a la cocina allí te van a instruir sobre todo lo que necesitas, comienzas desde hoy.—¿Hoy? —el hombre alza la mirada provocando que ella se intimide.—¿Tienes algún problema con eso?, si quieres irte, allí está la puerta.Samanta mira po
Drago parpadea reiteradas veces al entender lo que estaba sucediendo, sus labios se entreabren un poco debido al asombro del descubrimiento.En eso alguien toca la puerta de su oficina ocasionando que su frío corazón se paralizara al instante y segundos después observa la puerta abrirse y es cuando sus ojos se ensanchan enormemente.No se lo podía creer, traga saliva al mismo tiempo que suelta los documentos que tiene en las manos, pero de la nada su secretaria ingresa en su oficina ocasionando que él frunciera el ceño.—¡Señor su comida esta lista! —él mira a su secretaria y no comprende que estaba pasando.¿Por qué su secretaria despedía aquel olor?Era imposible, ella llevaba trabajando para él muchos años, encima de eso era una loba si ella… el CEO niega, no podía ser ella, conocía muy bien su aroma.—¿Qué demonios está pasando?—Disculpe señor.—Tu aroma, es diferente —la mujer ensancha la mirada al escucharlo —. ¿Qué demonios pasó?—Señor…Él la mira de abajo hacia arriba y sigu
—Pero mi señor, ¿no hay manera de que intente tener hijos con otra mujer?—Créeme que lo pensé, pero es inútil. Mis hijos serán verdaderos alpha si los tengo con mi luna.Drago se pone en pie puesto que ya estaba perdiendo la cabeza con aquel asunto de su luna, tenía tantas cosas en las que pensar y ahora se le sumaba el asunto de su pareja.—¿Y dónde está la chica?—Eso es lo peor de todo, es la camarera, la que trae la comida de la cafetería.Izan se sorprende por su contesta, era una humana y encima de eso débil y pobre.—¿No tiene fortuna?—No tiene nada. Es una simple chica común y corriente, como cualquier otra.—¿Qué piensa hacer entonces?—Vigilarla bien.El CEO no pretendía dejarla ir a fin de cuentas era su luna y no la podía dejar desamparada, sin embargo, se estaba pensando mucho la idea de tener cachorros con ella.¡No podía hacerlo!En eso tocan la puerta y por esta aparece su secretaria.—Señor Montoya, el señor Ot…—Mi querido Drago—un rubio de ojos verdes ingresa en s