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capitulo 6. pelea de hermanos

Toda razón la había abandonado por completo, ella se encontraba a merced de su jefe y lo peor de todo es que no entendía por qué.

Los besos de su jefe la abrumaron por completo, y aunque no supiera besar intentaba seguirle el paso a ese hombre sobre ella.

Drago sujeto una de las muñecas de Samanta pasándola por encima de su cabeza, luego toma la otra y repite lo mismo, pero para ese momento mantiene agarrada ambas muñecas con una de sus manos.

Utiliza la otra mano para deslizarla por el costado del cuerpo de su luna mientras que se impregna con su olor. Los besos del CEO descendieron desde sus labios hasta su barbilla y poco a poco fueron descendiendo hasta el cuello de la joven.

Comenzó a repartir furtivos besos por su piel ocasionando que los vellos de su cuerpo se ericen. Percibe como Samanta gira el rostro a un lado para que él pudiera besar con toda libertad.

Ella estaba a su merced, le correspondía totalmente.

Separa un poco su rostro de su piel y aunque la oficina estuviera a oscuras podía notar que las mejillas de ellas se encontraban sonrojadas, el CEO vuelve acercar sus labios a la curvatura de su cuello y esa vez le da un pequeño e inofensivo mordisco que la hace dar un respingo,

—¡Duele! —se queja con voz muy baja.

Sin embargo, mantiene los ojos cerrados y no lo aparta, eso le permite a Drago continuar con sus besos un poco más abajo, suelta el primer botón de su blusa, seguido del segundo, para ese momento ya podía ver el nacimiento de sus senos.

Sus besos descienden hasta conseguir posar sus labios en una de sus pequeñas montañas acolchonadas, respira profundamente su aroma y su boca se le hace agua al olfatear aquel olor tan delicioso y único para él.

—Tu olor me vuelve loco, tú me vuelves loco Samanta. Quiero que seas mía.

Gruñe al mismo tiempo que ejerce presión en la camisa y termina por abrirla bruscamente. Todos los botones salen disparados mientras que el cuerpo de Samanta queda expuesto únicamente que para él.

Posa su mano en medio del valle de sus senos y desciende con la misma hacia abajo, hasta llegar a la parte de ombligo.

—Quema, quema mucho…—se queja, pero al mismo tiempo todo su cuerpo reacciona ante el tacto de él.

Drago vuelve a besar a Samanta apretando un poco más el agarre de sus muñecas, aplasta el cuerpo de su luna contra el suyo impregnando todo su cuerpo de su aroma. Samanta abre un poco sus muslos dándole paso a las caderas de él las cuales se acomodaron bien entre el medio del cuerpo de ella.

El CEO termina de lanzar las cosas estorbosas que se encontraban sobre la mesa dejándola libre para ellos dos.

—Yo… —pero escucha a Samanta llevándolo a alejarse un poco—. Me siento muy caliente.

—Y te pondrás mucho más que eso, mi luna…

Repentinamente desciende hasta las piernas de ella y con un poco de apremio afloja sus pantalones, y en cuestión de nada la despoja del mismo. Abre sus piernas para inclinarse hacia el centro de su feminidad.

—¿Qué hace?

—Voy a llenar tu cuerpo con mi aroma, ningún lobo se te acercara jamás.

—No, no, no quiero… yo necesito que…

Pero sus palabras se ven interrumpidas por los poderosos labios de su jefe los cuales se posan en su zona femenina, Samanta abre los ojos de par en par y lo primero que ve es el gran ventanal de esa oficina.

La lluvia era muy fuerte, el vidrio de la ventana se encontraba empañado, pero aun así podía ver que tan reacio era la tormenta afuera. La joven tensa su cuerpo al experimentar aquella nueva experiencia.

Su jefe se encontraba metido entre sus piernas mientras que ella se lo estaba permitiendo, ¿y que podía hacer?

—¡Ahhhh! —gime cuando un pequeño pique le hace daño.

En eso siente que algo no iba bien en su cuerpo, una especie de remolino se formaba en su vientre, era muy poderoso, incontrolable. Tanto así, que ella arquea su cuerpo y se sujeta del borde del escritorio.

—Debe detenerse, por favor, ya no sigaaaaaa—lo último lo dice casi que gritando.

Y fue cuando paso, algo dentro de ella estalla en miles de pedazos, fue como una liberación desde el fondo de su ser. Algo que no podía explicar, de hecho, no tenía explicación alguna. Su mente se puso en blanco y luego de eso todo se oscureció.

En cuanto Drago siente que Samanta no se queja y no dice nada más alza la cabeza y es cuando vislumbra que ella se había desmayado una vez más.

—Mierda, ¿de nuevo? —se incorpora cruzándose de brazos al mirar a su luna desmayada sobre su escritorio —. ¿Por qué le tiene que ocurrir esto?

Niega, luego relame sus labios y piensa que su unión con ella cada vez era más fuerte. Muerde levemente sus labios y saborea el dulce sabor del interior de cuerpo.

Lo enloquecía esa chica. Pero le cabreaba que siempre se desmayara con ese tipo de emociones por la cual pasaba a su lado.

—Sin duda alguna es una mujer débil. Estoy seguro que mañana no recordara nada.

[…]

Samanta se levanta abruptamente en su cama ensanchando los ojos, con la boca abierta la joven vislumbra todo a su alrededor.

—¿Cómo es que llegue a mi habitación?

Mira hacia la ventana notando que ya estaba amaneciendo, frunce el ceño mientras que se desvena el cerebro pensando que era lo que había pasado. Por más que lo intentará no recordada de como llego a su cuarto.

—Sali del café y luego… —en ese momento ella levanta la mirada y justo en ese instante sus mejillas se sonrojan al punto de que siente que le arde la cara —. ¡Por dios! —coloca ambas manos sobre sus mejillas.

No era posible que todo aquello fuese cierto, tenía que ser una jodida broma. Una mala pasada que su cerebro le estaba haciendo pasar, quizás un sueño, o una pesadilla…

—No es posible que todo eso sea verdad.

Su mente estaba llena de recuerdos de esa noche, había estado con su jefe, con un hombre lobo. Permitió que ese hombre hiciera con ella cosas que…

—¿Que se supone que debo hacer ahora? ¿renunciar?

No era una buena idea ya que era el único trabajo que la sustentaba en esos momentos, quedarse sin empleo significaba no pagar la renta. Se quedaría en la calle si termina siendo imprudente como abandonar su empleo.

Pero, por otro lado, tendría que estar viendo a su jefe después de que él le hizo…

Samanta baja la mirada, estaba muy confundida y aterrada también. Suelta el aliento contenido y termina por ponerse en pie, debía ir a trabajar, aunque no lo quisiera.

[…]

—Defenderemos a ese hijo de puta y lo sacaremos de prisión —Otto le habla con voz fuerte a Drago quien mantiene la vista en el exterior, esperaba ver a samanta ingresar en el café —. ¿Al menos me estas escuchando?

—Te oigo, no estoy sordo.

—Todo está en su contra, si no lo salvamos lo llevaran a la silla eléctrica.

—¡Ya lo se!

—Es un idiota, como se le ocurre atacar a una maldita prostituta y despedazarla como si fuera un perro cualquiera.

Drago baja la mirada mientras que escucha atentamente a su socio, defendían a muchos lobos que habían cometido terribles errores, asesinar humanos era un delito, sin embargo, su bufet se encargaba de sacarlos de prisión y darles libertad.

No obstante, no era la libertad que ellos deseaban, tenían que ser desterrados a las montañas y vivir lejos de la ciudad, pero muchos de estos hacían caso omiso y regresaban para cometer más delitos, como era el caso de ese idiota al que estaban defendiendo.

Era una persona muy importante, poseía mucho dinero, pero vivir en las montañas no era lo suyo. Y aunque él fuese el alpha muchos lobos eran unos rebeldes que no acataban órdenes.

—Estoy seguro que podemos ganar este juicio, además el sujeto ha pagado una fortuna por salir libre. Tenemos que hacerlo, aunque sea un idiota de m****a.

—Claro, lo liberaremos —responde y justo en ese momento vislumbra la llegada de Samanta.

—Tenemos que presentarnos esta tarde, así que trata de no ocuparte esta noche.

Otto nota que Drago estaba demasiado extraño esa mañana, frunce la mirada la percatarse de que miraba mucho por la ventana. Parecía muy distraído y eso le causaba curiosidad, el CEO se encamina hacia la ventana para ver qué era lo que miraba.

—Ya puedes irte Otto, nos veremos más tarde—pero él le interrumpe sus intenciones, frunce los labios y termina por darse la vuelta.

Al salir de la oficina se queda un momento repasando sobre los hechos de su situación.

—Muy pronto seré yo quien te saque esa oficina, no estarás allí por tanto tiempo Drago.

Otto se encamina hacia su oficina rápidamente, en cuanto abre la puerta visualiza a su hermana sentada en su silla. Frunce la mirada puesto que odiaba que ella hiciera eso, le molestaba que estuviera dejando su esencia por todos lados.

—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —cierra la puerta de un portazo.

—Soy tu hermana, tengo derecho a visitarte cuando me venga en gana.

—¿Qué rayos quieres? —Dariana observa a su hermano con el ceño fruncido.

—El alpha me ha rechazado de nuevo, tienes que hacer algo para que me acepte como su pareja.

El rubio observa a su hermana con ojos de asombro, en sus labios se muerta una pequeña sonrisa burlona y a la vez macabra que lo lleva a caminar hacia donde está su hermana sentada.

Dariana era su hermana gemela, muy idéntica a él, al menos en el físico ya que en la personalidad era una idiota.

En cuanto llega hasta donde se encuentra la sujeta del mentón con mucha fuerza y la hace acercarse a su propio rostro. Observa sus ojos fijamente unos idénticos a los de él.

—¿Piensas que quiero ayudarte?

—¿Qué?

—¿Crees que quiero que te metas en la cama de Drago y le des cachorros?

El lobo aprieta un poco más el agarre hasta el punto de comenzar a marcar sus dedos en su piel.

—Otto… —musita a duras penas mientras que sujeta su mano para intentar quitárselo de encima.

—No quiero que te líes con ese maldito de drago, ocúpate por buscar al imbécil de tu lobo para que procrees con él y me des más lobos a mi disposición —la loba se enfurece al ver que su hermano la consideraba una perra cualquiera.

—Malditoooo —lo empuja.

Ella también provenía de un linaje de alpha, fuerzas le sobraban como para enfrentar al idiota de su hermano.

—¿Quién te crees para tratarme de esa manera? ¿pretendes que soy una mugrosa perra callejera que te debe dar cachorros?

—Lo harás, te guste o no, lo harás… y sácate de la cabeza esa estúpida idea de querer liarte con Drago, no lo vas a conseguir y por supuesto que yo no permitiré que se idiota tenga cachorros con mi hermana.

—No me importa lo que tú quieras o no, esta es mi vida y yo hago con ella lo que yo…

Pero sus palabras se ven interrumpidas por el brusco agarre de su hermano, él la sujeta por el cuello hasta apretar con tanta fuerza que Dariana comenzaba a ponerse morada.

—¡Te dije que no lo harás! Y si me toca matarte para impedir que te involucres con él, lo haré sin pensarlo dos veces —los ojos de la loba se ensanchan luego de la amenaza de su hermano.

Otto estaba dispuesto a todo con tal de hacerse con el poder del alpha, él era quien debía de estar liderando a todos. Y cuando eso suceda las cosas en esa ciudad iban a cambiar considerablemente.

Lo único que necesitaba era encontrar a su loba, pero la diosa de la luna se lo estaba poniendo muy difícil, llevaba muchos años buscándola y ella no daba señales de existir. Era frustrante no tenerla a su lado.

Mientras tanto tenía que lidiar con los caprichos estúpidos de su hermana…

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