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capitulo 4. lo encontró con otra

¿Como era posible que se sintiera de esa manera con un completo extraño?

No conocía a ese hombre y él le estaba ordenando que se subiera a su coche y ella en vez de salir huyendo despavorida se sentía como atraída a él. Frunce un poco más el ceño mientras que la lluvia la termina por empapar por completo.

—Sube al coche.

Drago mira firmemente a su luna, era una chica terca, así que no le quedaba de otra que emplear métodos lobunos contra ella. Era un alpha y ella era su luna, poseía cierto poder y control sobre su amante.

Samanta entre abre los labios debido a la incertidumbre, aquello que le estaba pasando no era normal. Jamás se había sentido de esa manera con respecto a un hombre, pero él era tan diferente.

Aunque ¿cómo podría saberlo? Jamás había interactuado con uno.

Parpadea muchas veces debido a que el agua la hace cerrar los ojos, luego traga saliva al mismo tiempo que Mira hacia todos lados, la calle estaba completamente desolada.

—Sube ahora mismo al coche, no me hagas salir y meterte a la fuerza.

Drago aprieta el volante al mismo tiempo que frunce el ceño. Se le estaba resistiendo, su lazo no era tan fuerte como para doblegarla como quería. Necesitaba hacer muchas otras cosas más con ella para que pudiera dominarla por completo.

—No quiero… —musita al tiempo que retrocede unos pocos pasos —. No subiré.

Samanta retrocede mientras que niega, luego hace amago de tomar el camino a su casa. Se sentía un poco confundida por su propia actitud, ¿Por qué deseaba hacer lo que ese hombre le exigía?

Algo no estaba bien con ella…

El CEO al ver que ella retoma su camino frunce los labios, baja del coche y va detrás de ella, al quedar a sus espaldas sujeta a su luna por el brazo y la hace dar la vuelta bruscamente. Ambos quedan mirándose fijamente mientras que la lluvia los empapa.

Samanta frunce el ceño al mirar aquellos ojos azules tan intensos.

—¿Quién eres? ¿Qué quieres?

Drago baja la mirada hacia los labios de ella notándolos extremadamente provocativos, su boca se hizo agua en ese preciso instante y todo su ser reacciono ante su luna. Definitivamente esa mujer era la elegida por la diosa de la luna.

Sujeta a su luna por las mejillas mientras que no le aparta la mirada, de un momento a otro el CEO termina por acercar sus labios a los de ella y plantar un delicado beso en ellos.

Aquella unión fue eléctrica para ambos, Drago pudo sentir como ella reacciono pegando un respingo mientras que él sintió que todo su cuerpo ardía en deseo. Su sangre comenzó a hervir a pesar de que estaba empapado con agua.

Refuerza el beso y una de sus manos desciende a la cintura de su luna, aprieta un poco más e intensifica el beso. Pero es en ese momento que siente que su compañera no reacciona y al abrir los ojos se percata de que ella se había desmayado en sus brazos.

—Pero ¿que…?

Sujeta a su luna en brazos para llevarla al interior del coche. Al mirarla desmayada se percata de que ella tan solo era muy joven, en ese instante se pregunta porque la diosa de la luna envió para él a una mujer tan joven y frágil.

—¡Demonios!

[…]

Los reflejos del sol entraron por la ventana de su cuarto y terminaron a parar justamente en sus ojos, Samanta frunce el ceño al mismo tiempo que gira el rostro hacia otro lado. En eso abre los ojos abruptamente despertando con un susto horrible.

—¿Dónde estoy? —dice al tiempo que se sienta y mira todo a su alrededor.

Se da cuenta de que estaba en su habitación y siente alivio, pero vuelve a fruncir el ceño al recordar algo inquietante.

—¿Todo fue un sueño?

Ese hombre, ese hombre extraño le dio un beso… o todo había sido parte de un mal sueño. No era posible que fuese real, o si no como estaría en casa si estuvo bajo una tormenta la noche anterior.

Mira por la ventana notando que el sol era bastante fuerte.

—Mierda, llego tarde —dice levantándose rápidamente.

[…]

Drago mira atreves del enorme ventanal de su oficina, desde allí podía ver la pequeña cafetería que servía comida a su empresa. Frunce los labios mientras que observa fijamente el negocio.

En eso sus ojos detectan un movimiento único entre tanta gente, frunce el ceño al vislumbrar a su luna entrar en la cafetería con mucho afán, después de allí no la vio más. Sin embargo, él continúa mirando el lugar.

Recuerda el beso que le dio a su luna y siente que su corazón vibra, ella causaba un gran efecto en su ser. Un sentimiento que no le gustaba mucho, era incomodo y algo frustrante, a decir verdad.

—Señor—sale de sus cavilaciones al escuchar la voz de su beta.

—¿Qué pasa? —pregunta sin darse la vuelta.

—Samanta, la joven de la cafetería se llama Samanta.

Él alza la mirada al menos ya sabía cómo se llamaba esa mujer, era desesperante que no lo supiera.

—Muy bien, ya puedes retirarte.

—Si señor…

—Izan—el beta se detiene antes de salir —. Quiero que la vigiles cuando yo no esté cerca, ¿entendiste?

—Por supuesto señor, ¿algo más?

—Deja que sea ella quien me traiga la comida.

El beta se queda en silencio, luego asiente aun cuando sabe que su alpha no lo puede ver. Sin decir una palabra se retira de la oficina.

Entre tanto Drago guarda silencio y espera la llegada de su luna.

[…]

—Has llegado muy tarde muchacha, ¿crees que puedes hacer lo que quieras aquí?

—No ha sido mi culpa, había mucho tráfico.

—Si yo puedo llegar temprano, me parece que tú también puedes hacerlo —la regala el cocinero.

—No volveré a llegar tarde. No me vaya a despedir, necesito trabajar.

El cocinero se acerca a ella de manera desafiante, entre tanto la joven se intimida por su presencia.

—Agradece que el dueño no ha llegado, de no ser así ya estuvieras en la calle y sin empleo.

Samanta parpadea varias veces, ese sujeto si que le daba miedo, sin embargo, no podía asustarse por todo. Necesitaba conservar ese empleo, debía de llegar más temprano para evitar cualquier problema.

—Empieza a llevar los pedidos, esta gente espera por ti.

Ella frunce los labios, piensa que esas personas a las que les servía no eran precisamente personas normales. Eran unos salvajes que la miraban como si ella fuese un bicho raro. La verdad es que en el fondo de su ser deseaba que esas cosas no existieran.

Empieza a recoger los pedidos de mala gana, otro día más que tenia que soportar su deplorable trabajo.

Al final de muchas entregas, como de costumbre el cocino dejo la última orden. Ella la mira y se siente feliz ya que era la única que no debía entregar personalmente. Toma la charola y se encamina nuevamente al edificio.

El ascensor baja lentamente mientras que Otto pierde un poco la paciencia.

—Maldita sea con este ascensor de porquería.

En cuanto llega a planta baja, el CEO se encamina hacia el estacionamiento, abre la puerta que conecta con el mismo, pero antes de dar un paso más se detiene en el acto. Sosteniendo el pomo de la puerta siente que todo su cuerpo se electrifica.

—¿Qué es esto? —dice, mientras que aspira profundamente —. ¿Qué? —gira el rostro para ver el lobing de la empresa observando a cada persona que se encontraba allí —. Pero ¿Dónde?

[…]

Samanta observa la recepción de aquella oficina y se pone nerviosa, ese día no había nadie allí para recibirle la comida.

—Pero donde demonios se encuentra la secretaria de este lugar, nunca está aquí.

La joven traga saliva al mirar la puerta de la oficina, en ella había un gravado con la palabra jefe y eso no le gustaba para nada. Quería decir que detrás de esta se encontraba el dueño de todo aquel lugar, un lobo y quizás muy malo.

Relame sus labios al mismo tiempo que empieza a caminar hasta la misma, si regresaba a la cocina sin entregar ese pedido especial podía perder su empleo y no estaba dispuesta a ello. Con los nervios recorriendo todo su cuerpo se encamina hasta la oficina.

A duras penas y toca la puerta para luego abrirla sin esperar una respuesta del interior de la misma. Al final solo iba a dejar la comida y luego se largaba de allí.

—Con su permiso he traído la…—se queda callada al mirar aquella escena dentro de la oficina del jefe.

George mira entrada de su oficina vislumbrando a su luna quien lo estaba observando fijamente. Luego el CEO lleva la mirada directo hacia la mujer que se encontraba sentada sobre su escritorio, quien a su vez mira con el ceño fruncido a Samanta.

—¿Qué demonios hace esta miserable humana en tu oficina? —refuta la mujer con mucha ira.

—¡Dariana! —el CEO la reprende con voz autoritaria consiguiendo que ella lo mirase asombrada.

Samanta no podía creer lo que estaban viendo sus ojos, era ese hombre que la estuvo siguiendo, aquel que la persiguió bajo la lluvia y aquel que la be…

No, eso no era posible. Todo había sido parte de un sueño, ¿o no fue así? Aunque ahora que ahora que lo estaba viendo con sus propios ojos él no era parte de ningún sueño, sí que era real.

Y más real que enterarse de que era un hombre lobo…

La joven parpadea al darse cuenta de que estaba allí de pie como una tonta mirando a esos dos en actitudes intimas. Era evidente que ambos mantenían una relación y darse cuenta de ello le incomodo.

—Lo siento mucho, solo he venido a dejar la comida —deja la charola en un sofá que estaba a su lado y sale despavorida de aquel lugar.

Drago no deseaba que las cosas se hubieran dado de esa manera, pero Dariana había llegado a su oficina sin previo aviso y justo cuando su luna estaba por llegar. Esa rubia arruino su encuentro con Samanta.

El CEO se pone en pie al mismo tiempo que suelta las muñecas de Dariana bruscamente, esa mujer estaba intentando seducirlo con sus encantos justamente cuando su luna entro en la oficina y lo vio todo.

—Te he dicho que te marcharas, Dariana.

—No puedes echarme de esa manera, Drago —reprocha indignada.

—No quiero que entres en mi oficina sin anunciarte, y no me importa de quien seas hermana.

—No creo que a mi hermano Otto le agrade que me trates de esta manera, te recuerdo que soy su hermana gemela y él me protege mucho, también es un alpha.

—Y yo te recuerdo que yo soy el único alpha al que todos obedecen, ¿eso puedes recordarlo? —le gruñe a la rubia mostrando una mirada fiera y agresiva.

La rubia se irgue rápidamente sintiendo verdaderamente miedo, a pesar de que su hermano era un alpha no era lo suficientemente fuerte como para derrotar a Drago. Él era el alpha de todos los lobos de la ciudad, y todos y cada uno de ellos hacia lo que él les decía.

Sin embargo, su hermano Otto hacia lo que se le venia en gana. Más ella no podía actuar de tal manera, era una loba común, aunque por sus venas corra sangre de alpha.

—¿Por qué estas tan de malas? Sabes lo que todos piensan de nosotros, yo la mujer indicada para ti, provengo de una buena estirpe, ¿Por qué no me aceptas?

El CEO mantiene la mirada fija en el ventanal, por esta puede ver como Samanta cruza la calle corriendo perdiéndose dentro de la cafetería. Su oportunidad de hablar tranquilamente con ella se había esfumado gracias a Dariana.

Era irritante…

—Alpha…

—Tu hermano jamás lo aceptara, además, no eres mi luna no puedes darme cachorros Dariana. Y encima de eso, no poseo ningún tipo de interés por ti.

La rubia se queda aturdida debido a su respuesta tan fría, Drago era tan un hombre insensible, carente de todo tipo de sentimientos. Todos esos años esperando que él tan solo volteara a mirarla y no lo hacía.

Para ella era frustrante ser rechazada por un loco, aunque este no fuese su lobo. Ella estaba enamorada del alpha, del rival de su hermano.

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