Pov Leina
El cielo hoy está gris; la brisa ni siquiera soplaba, aunque hacía frío. Todo el ambiente se siente pesado y desolador.
Una tormenta se avecina, una que podría ser devastadora. La pregunta es: ¿para quién?
Veo la ancha espalda de Bastian; se mantiene firme, esperando al mensajero por las noticias del ejército.
Se supone que esta madrugada deberían haber llegado al campamento enemigo. Restriego mis manos de ansiedad; solo espero que no haya pasado nada grave.
Estoy segura de que dieron aviso y no encontraron nada; deberían estar regresando a esta hora.
Bell viene corriendo para entregarme un abrigo que no dudo en tomar, apretándolo con fuerza.
Escuchamos por fin el galope, el jinete apurando al caballo, y ahí está nuestro mensajero.
Podía escuchar los latidos de mi corazón en mis oídos; sentía que se me iba a salir del pecho. Comencé a temblar de forma involuntaria, y esta vez fue de miedo.
Podía sentir a Bastian tenso; todos lo estábamos, conteniendo el aliento ante