Pov Leina
Ethan va emocionado, saltando por cada puesto que ve. Tiene bien agarrada la pequeña bolsa de cuero llena de monedas de oro que me negué a tomar porque sentía que me quemaba las manos.
Detrás de mí vienen hombres de Bastian y, aunque intenten pasar desapercibidos y vestidos con ropas desgastadas, sé quiénes son.
—Mamá, mira ese vestido para ti, está bonito, vamos a comprarlo.
—No, Ethan, yo estoy bien con el que tengo.
Mi propio hijo me recorre con una mirada llena de disgusto ante el vestido marrón, súper grande y descolorido que traigo puesto.
—Papá dijo que también te compraras cosas.
Ese hombre no entiende que no quiero nada de él.
—Es cierto, creo que te verías mejor con uno de esos vestidos. Por experiencia, confirmo que tienes una exquisita figura como para cargar esa cosa encima.
Esa voz… me doy la vuelta para ver a Neil con su típica sonrisa pícara y una cara de burla por cómo estoy vestida.
De su mano, otra más pequeña la sostiene y veo a su hijo, que sal