Capítulo 4
Bruno pasó más de un día entero en el hospital con Sara. No volvió a casa hasta la noche del día siguiente.

Al principio, ni siquiera notó que yo no estaba.

Cuando abrió la puerta y vio a Gael tirado en el piso, jugando entretenido videojuegos y comiendo helado al mismo tiempo, lo único que sintió fue sorpresa.

Después de todo, yo nunca lo habría dejado cenar con helado. Siempre me preocupaba que después le doliera el estómago.

—Gael, ¿y tu mamá dónde está? —preguntó.

—Creo que salió, ¿no? —contestó él, sin despegar la vista de la pantalla, completamente absorto en el juego.

Qué bien que mamá no lo controlara tanto como siempre. Con papá y Sara todo era más fácil.

Bruno se sintió algo extrañado.

—Malena casi nunca deja al niño solo… —murmuró—. Tal vez está enojada porque estuve mucho tiempo con Sara y está celosa otra vez…

Resignado, sonrió y se metió la mano en el bolsillo para sacar el celular y llamarme. Pero entonces vio por casualidad algo en la mesa: era la tarjeta de débito que
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