Julián
Me deleitaba mirándola mientras ella se veía en el espejo desnuda, su vientre sietemesino, ya estábamos en mitad de su séptimo mes y eso la tenía feliz. Nuestro hijo, porque era un varón, se había desarrollado a la perfección a pesar de lo complicada de su gestación. Fue un proceso arduo, de mucho cuidado, de determinación por parte de Adara.
¿Quién iba a imaginarlo? Su fe la mantenía sonriente y optimista. Para mí se veía más hermosa, la felicidad desbordante había sido constante después de haber hecho las paces con Dios. Y eso trajo como beneficio el poder volver a intimar, de manera muy suave, pero por fin pude estar con mi esposa. Por fin logramos consumar el matrimonio. Seguía desnudo mirándola.
—Deacon quiere helado de oreo. —Solté una carcajada.
—No voy a desaprovechar el día de hoy, es domingo, las empleadas están en su día de descanso. Althaia fue raptada por sus abuelos desde el viernes. Eres solo mía, además podrás esperar un par de horas más.
Mis padres se la había