Nadina
Una semana, habían pasado ocho días y mi pequeña, desde esa mañana en que sin querer le adicionaron los nutrientes cuando aún le hacían el tratamiento del trasplante de médula reaccionaba muy bien. Hace tres días Eros comenzó a darle unas góticas, desde ahí pasa jugando con sus manitas y piecitos. No hemos dejado la clínica, no lo haremos hasta que sus tres médicos de cabecera den el aval.
Tampoco sabía nada de cómo iban los preparativos de mi boda. De aquí no salimos hasta que no nos den de alta. Con todo lo ocurrido, era para haber atrasado nuestra boda. —En realidad nada de eso importaba, antes de mis hijas estaría armando la tercera guerra mundial, no obstante, ahora lo primordial eran mis hijas.
Sin embargo, nuestros padres siguieron con los preparativos. Si todo salía bien, pronto estaremos con nuestras hijas en el apartamento. —Alimentaba a mi rubia, jugaba con sus manitas. Esos preciosos ojos heredados de su padre me miraban con un brillo increíble.
—Eres la salvadora d