Por culpa de las mentiras de Sira, Matthew siempre estuvo equivocado.
Por eso me rompió el corazón en mil pedazos… y por eso me fui.
—Magi se fue. Me abandonó. ¿Ahora estás contenta? —gritó Matthew desesperado, con sus manos casi ahorcando a Sira.
Mi hermano y mi papá se apresuraron a separarlos para evitar una desgracia.
En la habitación solo se oían los sollozos desconsolados de Sira. Los tres hombres guardaban un profundo silencio. Todos estaban llorando. Mostraban arrepentimiento y tristeza.
Nadie sabía cuánto tiempo había pasado.
De repente, mi hermano fue el primero en volver a hablar. Después de tanto llorar, su voz estaba ronca.
—¿Magi… estará bien? ¿Todavía le dolerán las quemaduras en los brazos?
Quiso mandarme un mensaje… pero se dio cuenta de que ni siquiera tenía mi número.
—Matthew, ayer le di una cachetada a Magi… ¿seguirá hinchada su cara? ¿Se habrá puesto algo de hielo…?
Mi papá, con lágrimas, parecía haber envejecido años en solo unas horas.
Desde que supo la verdad,