Capítulo5
En el hospital, Matthew sintió de pronto una inexplicable inquietud en el pecho.

Mientras servía agua, su mano tembló, y el vaso de vidrio cayó al suelo, rompiéndose en mil pedazos.

—Matthew, ¿estás bien? ¿No te quemaste?

Sira se acercó preocupada a revisar su mano.

—No es nada. Solo me tembló la mano. Es que… tengo un mal presentimiento. Me preocupa Magi, tengo que regresar a casa a ver cómo está.

No podía dejar de pensar en Magi.

Intentó llamarla varias veces, pero nadie contestó.

—Matthew, ¿puedes quedarte? Estoy sola en el hospital… me da miedo.

Sira lo agarró con fuerza de la mano, impidiéndole irse.

Su papá y su hermano ya se habían ido del hospital.

Matthew dudó por unos minutos.

—Está bien, me quedo un rato más contigo.

Pero cada minuto que pasaba se le hacía eterno. Mientras él no dejaba de mirar la puerta, Sira seguía enviándome mensajes llenos de maldad.

Lástima que yo… nunca los vi.

Al ver que no respondía, Sira se enojó, frustrada por no poder descargar su rabia.

Pasó así
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