74 - Hora de consumar.
KERIANNE BACAB.
— Estoy demasiado nerviosa — confieso, mientras me observo en el espejo en la tienda de vestidos. Estoy envuelta, con un vestido blanco, corte sirena, bordados con flores.
— No entiendo por qué. Follan todos los días — responde Patricia, desde el otro lado.
— Concuerdo con la rubia — apoya Paula —. No es como si no continuarían follando.
— Por favor no lo hagan más en la oficina — aconseja la rubia. Mi rostro automáticamente se enciende, recordando las horas que pasó.
Cuando Patricia vino por mí, me comentó que los empleados sabían lo que estaba haciendo; y, literal, no sé cómo haré para mirarlos.
— ¿Estás recordando el sexo salvaje en la sala de juntas? Imagina que el edificio de al lado te haya visto — dice Paula —. ¿Por qué estás tan callada?
De un solo movimiento, salgo del vestidor, con los ojos completamente abiertos, aterrada y avergonzada. O sea, no pensé en eso.
— Nadie te vio, Kerianne — interviene la rubia —, a excepción de los de vigilancia. Ya sabes, las c