94.
Sinceramente, yo no sabía… yo no sabía cómo debería iniciar aquella conversación. Tal vez simplemente debía contar las cosas tal cual como habían sucedido y así podría evitarme algunos problemas e inconvenientes. Lo hice tal cual como me lo permitió el tiempo.
Los primeros días en los que nos reunimos, comencé a contarle.
— Sucedió algo impensable… me secuestraron.
Nicolás volteó a mirarme asustado.
— ¿Te secuestraron? — me preguntó.
Yo asentí.
— Sabes que todo este tiempo me quise pasar por Elisa, y eso atrajo a sus enemigos, a uno muy especial que me secuestró esa mañana. Yo no tenía ningún esquema de seguridad, simplemente era yo, con mi buena voluntad y con la esperanza de que las cosas salieran bien. Así que, para Alejandro, fue muy fácil secuestrarme.
— Alejandro… — murmuró, tratando de recordar.
Si había una persona a la que debía recordar, era el esposo de Elisa.
— ¿El esposo de Elisa? — preguntó, un poco conmocionado.
Yo asentí.
— El esposo de Elisa me sec