21.

La verdad es que me sentí un poco hipócrita cuando miré los ojos de Kevin.

— ¿A qué te refieres? — me preguntó nuevamente.

— Yo fantaseé con esto — le dije, dándole la espalda — , pero fue solamente una fantasía tonta, de esas cosas que piensas antes de dormir. Pero tal vez el universo puso esas imágenes en mi cabeza porque sabía que las necesitaría para salvar a mi hijo. Nunca perdí contacto con los Montalvo, aunque me negué a tener teléfono.

Kevin me miró con una mezcla de decepción y tristeza.

— Lo sospeché — dijo después de un rato — . Pero, ¿qué es lo que estás planeando?

— Cuando trabajé con la señora Amara dentro de la floristería, me enteré de muchos negocios de la empresa y de cómo funcionaban.

— Me lo has dicho — replicó — . Me has dicho que Floralvo tiene negocios criminales. Lo sé.

— Eso lo que no he podido encontrar es cómo demostrarlo. Pues yo he hackeado varias de sus conversaciones.

Kevin me miró entrecerrando los ojos.

— No puedo creerlo. ¿Cómo hiciste
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