Capítulo 51. El Arte de Renacer.
**Valentina**
París era un caos hermoso. Una sinfonía de idiomas, perfumes, trenes y pasos apresurados sobre los adoquines mojados. Desde que llegué, cada día había sido un equilibrio precario entre la maravilla y el agotamiento, pero también un acto de fe. Cada vez que me bajaba en la estación Odéon con una carpeta bajo el brazo, cada vez que abría los libros en la biblioteca de moda de la École Internationale des Arts et du Textile, sabía que había tomado la decisión correcta.
Mi máster era todo lo que había soñado. Intenso, exigente, profundamente creativo. Estudiábamos historia de la indumentaria, tecnologías textiles sostenibles, procesos de tintura natural, y lo que más amaba: el laboratorio de creación de patrones. Allí, entre rollos de lino, algodón y seda cruda, podía pasar horas olvidándome del mundo. Mis compañeros venían de todas partes del planeta, y aunque el francés seguía siendo un reto diario, había una lengua universal entre nosotros: la pasión por la moda.
Una tarde