Capítulo 129. Una Luz en el Sendero.
**Alejandro**
El sol brillaba con esa calidez que solo se siente en las montañas de Medellín en la mañana. Ni muy fuerte ni muy tímido. Perfecto. Como si el cielo supiera que hoy era un día distinto.
Iris iba en su cochecito, con su sombrerito blanco ladeado, las mejillas rosadas y esos ojos enormes que me miraban como si todo lo que existiera estuviera contenido en mí.
—¿Ya viste cómo va empujando el coche como si hubiera nacido para esto? —susurró Valentina, a mi lado, con una sonrisa cómplice.
—Y tú no te quedas atrás, mamá gallina —le dije, besándole la sien.
Estábamos en el Jardín Botánico, nuestra primera salida con Iris. Habíamos planeado ese paseo desde que recibimos la noticia de que éramos oficialmente sus padres. Pero tenerla ahí, con nosotros, no era nada como lo habíamos imaginado. Era infinitamente mejor.
—¿Crees que le guste la naturaleza? —preguntó Valen, inclinándose para acomodarle el peluche en el cochecito.
—Mira cómo sonríe cuando ve las hojas moverse. Va a ser ar