Capítulo 101. Piel y Puntos de Luz.
**Valentina**
Volver a mi cuerpo no fue fácil.
Después de la pérdida, sentí que cada rincón de mí misma era una ruina, una casa que alguna vez fue habitable, pero que ahora solo resonaba con ecos. Dormía mal. Me bañaba con rabia. Me miraba al espejo como si esperara descubrir algo roto.
Pero un día, sin aviso, la luz volvió.
No como un rayo, sino como una llama que apenas tiembla al principio. Alejandro me abrazó una noche después de cenar, con una ternura que no buscaba nada más que abrigo. Y en ese gesto, me permití llorar.
Llorar distinto.
No por pérdida. Sino por lo que aún quedaba.
Desde entonces, el deseo volvió como un río contenido. Primero una caricia, luego un roce, una palabra, una provocación. Y cuando nuestros cuerpos se encontraron de nuevo, no fue como antes. Fue mejor. Más sincero. Más urgente.
Más nuestro.
Esa mañana, la tercera vez de la semana, me desperté antes que él. El sol entraba por los visillos de lino blanco, y la ciudad apenas respiraba. Lo miré dormir, su