199.
La revelación sobre la "Cantera de las Ánimas" cayó en la cabaña con el peso de una sentencia. El corazón del infierno tenía un nombre y una ubicación. La guerra, que se había librado en frentes dispersos, ahora tenía un epicentro. La atmósfera se cargó de una nueva energía, una mezcla de terror y una extraña euforia. El final, de una forma u otra, estaba cerca.
Florencio, el estratega, tomó el control. Pasó las siguientes horas al teléfono con Giménez, transformando la revelación mística de Selene en un plan de asalto militar.
—Quiero planos de esa mina. Informes geológicos, fotos satelitales, todo lo que tengas —decía, su voz un murmullo de acero—. Quiero saber cada entrada, cada túnel de ventilación, cada puta grieta por la que podría entrar una rata. Y reuní a los mercenarios que nos quedan. Los de Rizzo que sobrevivieron. Les vamos a ofrecer un último contrato. El más grande de todos. No solo por la cabeza de Elio. Por todo su laboratorio. Toda la investigación de su padre. Les d