Yvi
Ya no hablo.
Ya no escucho.
Me convierto.
El Vacío no es lo que creía.
No es una fuerza exterior.
Es una memoria.
Es una verdad antigua.
Es un mundo que existió antes que el nuestro, un mundo olvidado, borrado, cubierto de silencio.
Cuando extiendo la mano, no toco sombras.
Toco recuerdos.
Gritan.
Miles de voces. Ecos de lo que fue.
Sus gritos no son dolorosos.
Son verdaderos.
Veo ciudades que el tiempo no ha construido.
Veo rostros que me llaman por un nombre que no conozco.
Veo el espejo de una Yvi que nunca he sido.
Y, sin embargo, sé.
Sé que ella soy yo.
Soy la puerta.
Soy el final de algo, y el comienzo de otra cosa.
Pero no he elegido.
No realmente.
Es el mundo el que me ha empujado al olvido.
Es la historia la que ha rechazado recordarme.
Entonces el Vacío se ha acordado.
Aleksandr
Ya no puedo seguirla.
No realmente.
Veo su cuerpo, su silueta, la veo caminar hacia la brecha, hacia esa luz negra que lo traga todo.
Pero ya no es Yvi.
Es una idea.
Una encarnación.
Un recuerdo