Yvi
El suelo tiembla bajo mis pies.
No es el viento.
No es el mar.
Es el mundo el que grita.
Veo las sombras erguirse, formarse a nuestro alrededor, como espectros salidos de brumas antiguas. El Guardián no es más que un nombre ahora. Ya no es aquel a quien combatimos. Se ha convertido en un vestigio de una época pasada. El Vacío, en cambio, se extiende. Se impone. Todo lo engulle.
Cierro los ojos un instante, tratando de aferrarme a la realidad.
Pero ya no es una realidad.
Es una tela desgarrada.
Es el propio universo el que tambalea.
Aleksandr, a mi lado, parece casi irreal. Su presencia, normalmente tan tranquilizadora, ahora está teñida de esa misma inquietud que siento. Pero él está allí. Y su mirada… arde con esa luz que siempre me ha fascinado tanto. No tiene miedo, al menos no abiertamente. Está listo, como yo, para enfrentar lo que viene.
El mar retumba más fuerte. Las sombras se acercan, lentamente, como una marea negra. Se deslizan por el suelo, se retuercen, se transforman