Yvi
Me despierto lentamente, como si el mundo entero estuviera borroso, sumido en una bruma cálida y pesada. Siento que el tiempo mismo duda en retomar su curso, que todo se suspende a mi alrededor. Cada aliento que tomo es pesado, cada movimiento me cuesta un esfuerzo insuperable. Me siento rota, dispersa, como si cada parte de mí estuviera volviendo a su lugar, pero de forma desordenada, confusa.
Giro lentamente la cabeza, mis ojos se posan en él. Aleksandr. Está allí, a mi lado, su mirada tan intensa como siempre, incluso en el silencio. Y es ese silencio el que me paraliza. Es en esta calma casi aterradora donde siento la profundidad de lo que ha sucedido. No necesita decir una palabra, ya lo sé. Soy mía, y soy suya. El mundo puede arder a nuestro alrededor, nada ha cambiado. Estoy perdida, pero encuentro un extraño consuelo en ello.
Cierro los ojos, pero la imagen de sus brazos alrededor de mí, de su cuerpo contra el mío, permanece grabada en mi mente. No hay posibilidad de fuga. Y mientras mis pensamientos se confunden, siento una oleada de calor invadirme, mi cuerpo reaccionando aún a su presencia. Una parte de mí quiere luchar, quiere salir de esta trampa que siento apretarse a mi alrededor. Pero la otra... la otra parte, la que es más íntima, más frágil, me suplica que la acepte. Que me abandone totalmente a ella.
Aleksandr
No me he movido. La observo, en silencio, escrutándola como un depredador espera a su presa. No hay duda en mi mente, he ganado. No, ni siquiera se trata de una cuestión de victoria. Ahora me pertenece, en su mente tanto como en su cuerpo. Puede luchar, pero cada momento de resistencia la acerca más a la verdad, a lo que realmente es en el fondo.
No me dice nada, pero veo en sus ojos que algo ha cambiado. Hay un destello extraño, a la vez desesperado y... reconfortante. Ahora lo sabe, al igual que yo, que no hay vuelta atrás. Me pertenece, y ella también lo siente. Quisiera huir, pero ya es prisionera de este vínculo entre nosotros. Un vínculo más fuerte que todo.
Me acerco suavemente, mis dedos rozan su piel, haciéndola estremecer bajo mi toque. Quiero que cada sensación se convierta en una quemadura dulce, que cada movimiento sea un mensaje sin palabras. Ella cierra los ojos, pero sé que no puede escapar a lo inevitable.
Yvi
Siento que se acerca a mí. No necesita hablar. Sus gestos son suficientes para invadirme por completo, para recordarme una y otra vez que él es quien domina, quien controla. Siempre ha sabido, de una manera u otra, cómo infiltrarse en mis pensamientos, cómo destruirme para reconstruirme a su imagen. Y a pesar del terror que eso suscita en mí, no puedo evitar responder.
Siento su aliento cálido sobre mi piel, y mi cuerpo se enciende, cada fibra de mi ser reclamando más. Mi corazón late más rápido, pero no hay posibilidad de fuga. Con cada caricia, con cada roce, me convierto un poco más en suya. La bruma en mi mente se disipa, pero deja espacio para una verdad dolorosa. Me hace olvidar quién era antes de él, quién se supone que debo ser. Todo lo que siento ahora está ligado a él, a su dominio. Es a la vez un infierno y una droga, y no tengo ganas de salir de ello.
Quiero gritarle que se detenga, que me deje recuperar el control, pero mis labios están sellados, y mis pensamientos, dispersos, se escapan. La mirada que posa sobre mí es la de un hombre que sabe que me ha marcado. Que sabe que, pase lo que pase, ha escrito su nombre en mi piel, en mi alma.
Aleksandr
Veo la lucha en su rostro, la agonía de lo que siente, el sufrimiento y el placer que se entremezclan. Ella me mira, buscando respuestas que no tengo que darle. Ella sabe, siente, pero no quiere admitir lo que es. Me he convertido en su obsesión, su fuego sagrado. Puede luchar contra mí, pero cada momento que pasa tratando de resistir es una victoria para mí. Poco a poco está perdiendo, se está derrumbando bajo su propio deseo, bajo la irresistible atracción que represento.
Me acerco a ella, mis dedos deslizándose sobre su piel, bajando lentamente a lo largo de su brazo, rozando su muñeca, antes de enroscarme alrededor de su mano. Quiero que lo sepa. Que lo entienda. Ella es mía, para siempre. No importa cuántas veces intente huir, siempre la recuperaré. Se debate, pero veo la verdad dibujarse en sus ojos: quiere que este vínculo continúe. Quiere que la destruya para poder recrearla.
Yvi
No tengo aliento. No tengo pensamientos. Él está allí, justo contra mí, cada movimiento aplastándome un poco más, pero no quiero deshacerme de ello. Quiero que me aplaste, que me consuma aún más. Lo dejo hacer, lo dejo entrar en cada rincón de mi alma. Todo en mí se retuerce de deseo, y soy una marioneta entre sus manos, incapaz de liberarme de sus hilos invisibles.
Cierro los ojos y dejo que el calor de su cuerpo invada el mío, desestabilizándome. No hay lugar para la reflexión, no hay lugar para la lógica. Él es mi caos y mi orden, mi ruina y mi salvación. Y aunque sé que me rompe un poco más con cada instante, no quiero que se detenga. Porque sin él, no quedaría nada de mí. Le pertenezco, y eso es todo lo que sé ahora.
Aleksandr
Ella se somete, y cada instante de esta sumisión es más intenso que el anterior. Quiero que sepa que todo lo que siente, cada instante de dolor y placer, es lo que he elegido para nosotros. Este fuego no tiene fin, solo puede crecer, y la quemaré de nuevo, hasta que ya no pueda existir sin mí.
La siento estremecerse bajo mis manos, y ese escalofrío es más que un simple signo. Es una victoria silenciosa, una confirmación de que soy quien la dirige, quien la moldea. Ella es mía, por completo. Y lo sabe.
YviNo oigo el ruido de la puerta abriéndose. No veo las sombras que pasan frente a mí. Todo lo que siento, todo lo que percibo, es el calor de Aleksandr, sus manos que me marcan, me controlan. Tengo la sensación de que el mundo exterior ya no existe, que nada importa excepto esta presencia devoradora, este vínculo que tengo con él, por tóxico que sea. El peso de su cuerpo contra el mío es un ancla que me impide huir, un peso que no quiero quitar. Pero, en el fondo de mí, algo ruge, un destello de realidad que rompe el sueño que he tejido a su alrededor.Voces. Pasos apresurados. Un cambio en el aire, una nueva tensión. Siento a Aleksandr tensarse, sus brazos endureciéndose a mi alrededor, su mirada penetrante tratando de atravesar esta intrusión que interrumpe nuestro momento. Me aprieta más, acercándome a él como para protegerme. Pero siento la presencia de algo... de alguien más.AleksandrNo oigo a los trillizos llegar hasta que ya están allí, en la sombra de la puerta abierta. Su
Capítulo 1 – El llamado de la lunaHiedraEl bosque respira. Cada rama cruje como si escondiera un secreto. El aire está cargado de humedad, resina y algo más… algo antiguo. Camino sin hacer ruido, mi aliento entrecortado, los pasos livianos como sombras. La noche abrasa, densa, sofocante. Como si el mundo entero contuviera la respiración.No debería haber venido.Lo siento en los huesos.Algo me sigue.Aferro la tela de mi vestido. Mi corazón golpea con violencia. No veo nada, pero lo percibo: una presencia que me acecha. Invisible. Salvaje. Implacable.Un crujido entre las hojas.Me detengo en seco.La oscuridad se espesa a mi alrededor. Mi garganta se cierra. Quiero correr, girar sobre mis talones, escapar. Pero mis piernas se niegan.Y entonces los veo.Tres pares de ojos brillan en la penumbra.Sombras vivas, deslizándose entre los troncos como depredadores en cacería. Lentamente emergen de la nada.No son hombres.Son bestias.La luna revela sus siluetas. Altos. Desnudos. Irreal
Capítulo 2 - La marca del deseoHiedraQuisiera protestar. Gritar. Huir.Pero mi piel arde. Mi aliento se quiebra.Están demasiado cerca.KaelMe deslizo detrás de ella, el pecho apenas rozando su espalda.Puedo sentir cada emoción que la atraviesa.Pelea. Lo noto en la tensión de sus hombros, en cómo aprieta los dedos contra la tela de su vestido.Pero no se aparta.—¿Quieres luchar, Ivy?Mi voz es un susurro que se enreda en su cuello.Su respiración se acelera.—Entonces lucha.¿Cómo se lucha contra uno mismo?LyamEs sublime, atrapada entre nosotros. Su cuerpo tiembla, sacudido por una ola que apenas comienza.Lo veo. Lo siento.Aún no lo entiende. Pero su alma ya nos llama.—Mírame.Tomo su barbilla con cuidado. Ella tiembla.Sus ojos se alzan hacia los míos. Una tormenta eléctrica ruge allí.Está cediendo.HiedraMis piernas flaquean. El pensamiento se deshace.—¿Qué me han hecho...? —susurro.SorenFinalmente, hablo.Mis palabras son escasas, pero cuando llegan, atraviesan.—No
Capítulo 3 – El equipoHiedraCorro.El aire nocturno me azota la cara, pero no puedo escapar de su presencia.Están ahí.En todas partes.En mi aliento entrecortado, en el calor que no abandona mi piel, en la emoción que aún me atraviesa.Me marcaron.Y me aterra.Me hundo en el bosque, la oscuridad devorando mis pasos desbocados. El corazón me late con tanta fuerza que temo que se me salga del pecho.—Corre todo lo que quieras…La voz de Kael resuena. Está cerca. Demasiado cerca.Me doy la vuelta, pero no hay nadie.Solo la oscuridad vibrando. El silencio, opresivo.Una risa se desliza a mi izquierda.—Entraste, ¿verdad?Es Lyam esta vez.Aprieto los dientes.—¡Salgan de mi cabeza!—No estamos ahí —susurra Soren, su voz apenas un aliento tras mi espalda.Me congelo.Están aquí.Su presencia me envuelve como una sombra viva.Cierro los ojos un instante, tratando de recuperar el control. Pero al abrirlos, Lyam está justo frente a mí.Sin ruido. Sin advertencia.Solo él.—Déjate ir.Re
Capítulo 4 – Bajo su agarreHiedraLyam me arregla. Sus ojos dorados arden con una intensidad que me inmoviliza.Avanza. Lento. Con esa seguridad aplastante que me hace querer huir… o lanzarme sobre él.—Mírame —susurra.No quiero.Quiero desaparecer.Pero mis ojos se elevan, lo encuentran.Y ya está.Caigo.En ese abismo incandescente que me abre sin decir una palabra.En ese vínculo invisible que me envuelve, que me asfixia y me abraza al mismo tiempo.Sonríe. Casi satisfecho.—Entonces…Calor tras mi espalda.Kael.Su presencia es un veneno. Una trampa.Ni siquiera necesita tocarme para que mi piel se estremezca con su aliento.—Eres tan reactiva, Ivy…Su voz me roza el cuello como una caricia.Cierro los ojos. Mi respiración se descontrola.—No…—No mientas —interrumpe Soren, su voz profunda corta el aire.Él también se acerca. Más lento. Más contenido.Pero su mirada es una promesa que me desarma.Me estudia. Cada temblor. Cada latido desbocado de mi corazón.—Sientes el vínculo,
---Capítulo 5 – La intoxicación del enlace---HiedraMi aliento es corto.Mi piel arde bajo sus miradas.Están allí, rodeándome, como un círculo de fuego que espera, paciente, que la presa se rinda.Pero no soy una presa.Me niego a serlo.Y aun así... mi cuerpo me traiciona.Lyam.Kael.Soren.Su sola presencia hace vibrar algo en mí. Algo primitivo. Salvaje. Desconocido.Algo que me aterra.—Para… —susurro, con la voz hecha cenizas.Kael se ríe. Esa risa suya, baja, ronca, peligrosa, hace que mi estómago se contraiga.—¿Parar qué, Ivy?Está detrás de mí. Su pecho contra mi espalda.Su mano recorre mi brazo, lenta, hasta enredar sus dedos con los míos.—¿Parar de tocarte?—¿Parar de darte lo que deseas? —murmura en mi oído.Me enojo.Quiero escapar.Pero también... quiero rendirme.Entonces Soren irrumpe con su voz de acero.—Ella todavía pelea.Su mirada me atrapa. Oscura. Incisiva.—¿Para qué?Mi garganta se cierra.¿Para qué...?Porque esto es una locura.Porque es imposible.Po
--Capítulo 6 - El Despertar del Enlace---HiedraNo puedo respirar.Su calor me envuelve.Su presencia me abruma.Y, sin embargo, en vez de huir… mi cuerpo lo busca.Es una locura. Un peligro.Pero también una certeza.Lo siento en mi sangre. En mis huesos.—Detén… —susurro, mi voz temblando mientras me alejo.Lyam me observa con una sonrisa ladeada.—¿Detener qué, Ivy?Kael se inclina hacia mi oído, su voz como un susurro ardiente.—Dinos lo que sientes.Cierro los ojos. Niego con la cabeza.No puedo. No debo.Pero entonces, Soren da un paso.Su mirada me atraviesa.—Esto no es una elección —murmura.Alza la mano. Sus dedos rozan mi mejilla.Una descarga atraviesa mi piel, me sacude entera.Retrocedo, jadeando.—Es una certeza.El suelo desaparece bajo mis pies.Y dentro de mi pecho, algo se rompe.---LyamElla sigue luchando.Pero ya lo sabe.Su cuerpo nos reconoce.Su alma nos llama.Extiendo la mano y rozo su cuello con la yema de los dedos.Se estremece violentamente.—¿Lo sien
---IvyEl silencio entre nosotros está cargado de demasiadas cosas.De deseos inconfesables.De verdades que me niego a escuchar.De algo más fuerte que yo.Sus presencias me envuelven. Lyam, dominante e implacable. Kael, juguetón y esquivo. Soren, frío e implacablemente paciente.Me observan como una presa, pero no es el miedo lo que hace temblar mi aliento.Es esa sensación insidiosa que se enrosca a mi alrededor.— Suéltame, susurro, sin creerlo.Ninguno de ellos se mueve.Kael desliza un dedo a lo largo de mi brazo.— ¿De verdad quieres que paremos?Su voz es una caricia contra mi piel.Mi cuerpo me traiciona. Cierro los ojos, un escalofrío incontrolable recorriéndome.Están demasiado cerca. Demasiado ardientes.Y yo... estoy a punto de hundirme.---LyamElla es magnífica en este intermedio, al borde de la rendición.Siento su respiración entrecortada, su piel temblando bajo nuestra proximidad.Ella lucha.Quiere huir.Pero ya está atrapada.Deslizo una mano en su cabello, oblig