Inicio / Fantasía / Deseo salvaje / Capítulo 57 — El Fuego Sagrado
Capítulo 57 — El Fuego Sagrado

Yvi

Estoy a punto de desmoronarme, lenta e inexorablemente. El mundo a mi alrededor desaparece poco a poco, todo lo que soy se reduce, se concentra en él. Él, el hombre que ha echado raíces en mi mente, que abraza mi corazón con una fuerza que ya no puedo definir. Cada respiración que tomo, cada latido de mi corazón resuena con su presencia. Él está ahí, siempre ahí, en cada rincón de mi ser, devorando, insaciable.

Siento el deseo invadiéndome con cada contacto. Sus manos, ardientes, me rozan y me consumen, como llamas devorando una madera seca. Cada beso que deposita en mi piel es un acto de posesión, una marca invisible, pero inalterable. Me devora por dentro, pero no puedo detenerme. Porque, paradójicamente, quiero que lo haga. Porque estoy perdida. Y cuanto más lucho, más enciende esta guerra entre lo que quiero ser y lo que me he convertido.

Mi cuerpo responde a sus caricias incluso antes de que mi voluntad pueda reaccionar. Soy prisionera de este fuego sagrado que él enciende en mí. Soy mía, y, sin embargo... le pertenezco. Completamente.

Intento respirar, concentrarme en algo, cualquier cosa, pero él está en todas partes. En todas partes. Sus manos recorren mis brazos, mis caderas, me aprietan, me envuelven, y tiemblo con cada toque. El contacto de su piel sobre la mía es un soplo de aire caliente, una quemadura suave y embriagadora. Él es un fuego que me devora, y yo soy la madera seca, lista para ser consumida.

Cierro los ojos un instante, solo un instante. Pero todo me parece borroso, deformado, un torbellino de calor, deseo y miedo. Siento que estoy perdiendo mi alma, ofreciéndosela en una bandeja, como una ofrenda, sin siquiera saber si aún tengo elección. Porque ya no tengo ganas de luchar. Porque todo en mí me dice que quiero que este fuego siga ardiendo.

Aleksandr

Veo la lucha en sus ojos. Esa chispa de rebeldía que titila, lista para apagarse bajo la fuerza de mi dominio. Pero ella aún no se somete del todo. Resiste, lucha con los últimos fragmentos de orgullo que cree poseer. Y eso es lo que me excita. Esta guerra silenciosa entre la sumisión que se niega a admitir y el abandono que me ofrece sin querer.

La veo estremecerse bajo mis dedos, cada escalofrío que emite me hace subir la adrenalina. Quiero que ceda, pero también quiero que luche. Que cada instante entre nosotros esté marcado por esta tensión palpable, que cada segundo sea una promesa de destrucción, pero también de un placer prohibido. Una promesa de dolor entrelazada con el placer. Quiero que esta guerra entre ella y yo nunca se detenga, que cada interacción sea más intensa que la anterior, más ávida, más salvaje.

La sostengo más cerca, hundiendo mis dedos en su carne, como para anclar mi dominio en sus entrañas. Sus manos tiemblan contra mi piel, dudosas, luego se aferran a mí con una fuerza desesperada. Sé que lucha contra sí misma, que se debate contra una verdad que no quiere ver, que intenta rechazar esa verdad que la atrae a pesar de todo.

Ella es mía. Cada fragmento de ella, cada aliento que toma, es una promesa de posesión. Y estoy listo para llevarla. Para engullirla. Ella no podrá escapar.

Yvi

Soy un hilo tenso, a punto de romperse, y, sin embargo, no caigo. No aún. Sé que debería huir, que debería defenderme, pero cada gesto de él me hunde un poco más en esta espiral infernal. Estoy atraída, repelida, arrastrada en un torbellino de contradicciones.

Él me abraza, me aprieta contra él, sus labios rozan mi piel como una quemadura suave. Sus colmillos, sus manos, todo en él reclama lo que cree ser su derecho. Y yo le doy, una y otra vez, sin entender por qué. Cada beso, cada aliento, me acerca un poco más a él, a esta verdad abismal: soy de él, cuerpo y alma. Él es un veneno, y, sin embargo, lo bebo a grandes sorbos.

Lucho, pero se vuelve inútil. Cada latido de mi corazón es una victoria para él, cada respiración que tomo, un paso más en su trampa. Quisiera gritar, clamar al aire que me suelte, pero en el fondo, sé que ya estoy perdida. Que todo lo que me queda por hacer es ceder.

No sé quién soy ya. ¿Acaso aún me busco? ¿O es él quien me busca, quien me moldea a su imagen? Él me transforma, pero soy yo quien le ofrece esta oportunidad. Mi cuerpo lo reclama más fuerte de lo que mi mente lo combate. Y aquí estoy, devorada por el deseo, consumida por el fuego que él enciende en mí, incapaz de regresar.

Aleksandr

Siento su resistencia desmoronarse. Intenta aferrarse a lo que le queda de orgullo, pero sé que no aguantará mucho tiempo. Ella ha sido mía desde el primer instante. Solo ha olvidado. Cada gesto, cada beso, es una forma de devolverla a sí misma, pero también de encadenarla más firmemente a este vínculo que he forjado entre nosotros.

Ella se debate, pero veo la verdad dibujarse en su mirada: ella quiere esto. Lo necesita, al igual que yo. Este fuego entre nosotros nunca se apagará. Solo podrá crecer, hasta que todo se queme.

Me inclino sobre ella, capturando sus labios con una intensidad más fuerte, más apremiante. Y la siento responder. Sus manos encuentran mi espalda, se aferran a mí como un náufrago buscando un salvavidas. Ella me quiere. Ya no puede negarlo.

Yvi

Cierro los ojos, dejando que el caos me invada. Ya no sé dónde empiezo y dónde él termina. No sé si es mi cuerpo el que responde o mi voluntad la que se quiebra. Todo se confunde, todo se disuelve. Soy a la vez viva y muerta, soy aquella que odio y aquella que deseo.

Él me hace girar en círculos, me hace arder en un dolor dulce, en un placer amargo. Y yo, estoy aquí, lista para ceder. Lista para perderlo todo para que esto continúe, para que él me consuma de nuevo. Porque, en el fondo, lo sé. Él no me dejará ir. Me rompe, me forja, y eso es todo lo que he llegado a ser. Su espejo distorsionado.

Soy mía, y soy suya. Estoy en llamas, y este fuego es mi único refugio.

Aleksandr

Apreto sus brazos alrededor de mí, atrayéndola más cerca, mostrándole cuán inútil es luchar. Sé que esta guerra es tanto suya como mía. Pero no hay victoria sin sacrificio. Y estoy listo para darle todo lo que desea, todo lo que podría querer, para que recuerde que no tiene a dónde ir.

Ella es mía. Y todo esto es solo el comienzo.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP