Yvi
No oigo el ruido de la puerta abriéndose. No veo las sombras que pasan frente a mí. Todo lo que siento, todo lo que percibo, es el calor de Aleksandr, sus manos que me marcan, me controlan. Tengo la sensación de que el mundo exterior ya no existe, que nada importa excepto esta presencia devoradora, este vínculo que tengo con él, por tóxico que sea. El peso de su cuerpo contra el mío es un ancla que me impide huir, un peso que no quiero quitar. Pero, en el fondo de mí, algo ruge, un destello de realidad que rompe el sueño que he tejido a su alrededor.
Voces. Pasos apresurados. Un cambio en el aire, una nueva tensión. Siento a Aleksandr tensarse, sus brazos endureciéndose a mi alrededor, su mirada penetrante tratando de atravesar esta intrusión que interrumpe nuestro momento. Me aprieta más, acercándome a él como para protegerme. Pero siento la presencia de algo... de alguien más.
Aleksandr
No oigo a los trillizos llegar hasta que ya están allí, en la sombra de la puerta abierta. Su